Sunday, November 11, 2018

La chica en la telaraña


La chica en la telaraña
Joaquín Ortega

No importa que no hayas visto las películas anteriores, no importa que no sepas de qué va la trama, no importa que no sepas ni el nombre ni el orden de los libros de Stieg Larsson. Ésta versión de The Girl In The Spiderweb (Fede Álvarez. EUA.  Reino Unido. Suecia. Alemania. Canadá, 2018) pone todo en un orden medianamente comprensible con el fin de relanzar al personaje de Lisbeth Salander (Claire Foy) para un público nuevo… y otro no tanto.

La historia es simple: nuestra entrañable Hacker y genio justiciera se ha escondido por dos años, de su compañero de aventuras y venganzas Mikael Blomkvist, el editor del periódico Millennium. Éste todavía la extraña ¡y para colmo! no ha podido superar su ausencia, incluso desde el punto de vista profesional: las crónicas basadas en la vida reciente de Lisbeth lo llevaron al éxito, pero también a la frustración como narrador de historias reales. Sin ella cerca no hay ni inspiración ni oficio.  

La trama

En ésta oportunidad un científico Frans Balder – Stephen Merchant- le pide ayuda a nuestra heroína para recuperar un programa que le permitiría –de caer en manos equivocadas- tener el control del armamento nuclear de todo el globo. Apoyándose en narrativas clásicas como las de John Le Carré, las sagas de Mission Impossible (Desde Brian De Palma a Cristopher McQuarrie),  La trilogía de Jason Bourne: The Bourne Identity (Doug Liman, Paul Greengrass, Tony Gilroy. EUA, 2002-2016) o The International (Tom Tykwer. EUA-Alemania. 2009)  poco a poco, todo se vuelve un desmadre tipo efecto bola de nieve. Entran más actores e interesados en la búsqueda del fulano programa y del código que lo habilita. Policías y mafiosos van tras lo mismo. Veremos intentos de asesinato, carreras, explosiones, intrigas internacionales y una cantidad de traiciones sucesivas minuto a minuto.

Fede Álvarez -y su director de fotografía Pedro Luque- mantienen la estética cargada de azules y sepias propuesta por David Fincher en The Girl With The Dragon Tatoo de 2011 y ciertamente prefigurada en la versión original de 2009 del sueco Niels Arden Oplev. El frío y las panorámicas aparejan la historia y le dan profundidad a los constantes giros en la trama. El estilo de Álvarez es sin duda, de una descripción detallada, limpia y consecuente. Combina el intimismo con los grandes planos, dándole presencia y verosimilitud a unos cuantos momentos de barroquismo tecnológico. Otro punto a su favor es el compromiso demostrado por un excepcional departamento de sonido, el cual que no debe perderse de vista para ningún ojo fanático del cine.

Todo lo comentado no tendría sentido si no apuntáramos que es una película de orígenes; y al pretender ser el inicio racional de la historia, Lisbeth se enfrenta a la presencia de su hermana, supuestamente muerta hacía casi dos décadas. Muchos encontrarán coincidencias con la serie Dexter (EUA. 2006-2013)…con la perspectiva clásica del Cliffhanger a lo Arthur Conan Doyle y su Sherlock Holmes… o incluso sentirán reminiscencias del canon de los asesinos seriales y sus gemelos malignos. Más allá de eso, la dinámica de amor y venganza también apoya a la puesta en escena y no conduce a mayores descarrilamientos narrativos.

Mención aparte merece el equipo que acompaña y hace de contrapunto a nuestra habitual heroína solitaria: LaKeith Stanfield –Edwin Neeham- y Cameron Britton          –Plague- el primero es un agente de la NSA sagaz y valiente, y el segundo, un hacker freaky y confiable. Un thriller con explosiones que logra la tensión más allá de las versiones previas.

@ortegabrothers

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