Prohibido
entrar sin pantalones. Juan Bonilla. Seix Barral. 2013.
Alejandría,
CC Paseo Las Mercedes. 09.10.2014
Gracias a todos los que han hecho posible este evento: a
Juan Bonilla, a la embajada de España en Venezuela, a la editorial Planeta, a
la FILUC, a la librería Alejandría…a los lectores y a ustedes los presentes…
Prohibido entrar sin pantalones de Juan Bonilla es una marcha
a las hondonadas de una ruptura secular: ese cruce que parece no terminar de
buen modo, entre el siglo XIX y el siglo XX…
Identifica y describe el contexto emocional y cultural de
un artista, de su ciudad y de un cosmos…
Convoca a una ristra de hombres y mujeres, que serán parte de una marquesina repleta de apellidos movedizos, y que en sí misma, se vuelve hoja de ruta para el vistazo…
Convoca a una ristra de hombres y mujeres, que serán parte de una marquesina repleta de apellidos movedizos, y que en sí misma, se vuelve hoja de ruta para el vistazo…
Es una novela repleta de poesía, viñetas, trompadas, amantes,
invenciones, “publicidad-propaganda” al asedio del lector y del transeúnte…
En cierta escuela de arte –sin pretender dar demasiados spoilers- las patotas, como pandillas estéticas serán, avant la lettre, The Warriors o Hooligans (creativos-destructivos)
del enunciado y la imaginación…
Simbolistas, futuristas, acmeístas, egofuturistas,
cubofuturistas, imaginistas…
Jóvenes cuyos héroes apestan, muchas veces, a taylorismo,
a Edison, a Einstein… maridados al diseño y de la mano del pincel, de todo
vocablo irritante…
Maiakovski acontece a espaldas de su genio y viceversa, idas
y venidas entre militancia, efímeros encarcelamientos, clandestinidad y vuelta
a la tempestad de la ruptura epocal…
Un debate contra la quietud y la muerte, contra la ciudad
idealizada y a partir de la ciudad total…
Bebemos en el Linterna Roja, somos convencidos del slogan
como género poético, caminamos por el puente Kuznetsky…transitamos hogares,
campos y callejones fuscos…somos parte
de tanto teatro y tanto ágape, que sin duda lastima la línea: “el
puñetazo que te voy a meter nos va a matar a los dos”...
La mente de Maiakovski…Precursor de la idea del
experimento y la intervención… de modelos cercanos como Disney, de Epcot Center, de los simuladores de
deportes externos… del cine 4 D…es la
experiencia estética integral…
Viajar al fondo de esta novela lima el mosaico
interminable de la literatura de las guerras europeas, de los tiempos entre
ellas, de los bocetos en las que concurrirían las siguientes matanzas…
Provoca, invita y genera conexiones al mundo de vida de
John Reeds, trazada con acierto en Reds de Warren Beatty, obliga al repaso de Técnicas
del Golpe de Estado de Curzio Malaparte, a la pesquisa de La fiesta de la insignificancia
de Milan Kundera…obliga a calcular el peso de Cromwell, de levellers, diggers,
de Robespierre, de Dantón, de jacobinos, girondinos…radicales y reformistas de
todos los tiempos…
No perder Moscú es inventarla… es incluso, matarla varias
veces, por la propia mano, antes de entregarla viva al enemigo…cosa que haría
Stalin con su pastoral del disparo en la espalda, a la vuelta de la esquina.
Por eso, “la ciudad del río Moskvá”
navega, entre humos y tragos, por las venas del bardo que machacaba la lirica,
a la usanza de la lámina encendida o del espejismo descabezado…
En el caldo de las utopías, Maiakovski y sus amigos se
valen de las historias propias y ajenas… rompen con la cuarta pared, abren el
camino a Buñuel, Fellini y Woody Allen para que el cine sea la vida, y la vida plagie
al cine, intimando en una correspondencia especular, donde lo de adentro y lo
de afuera pueden cohabitar dando, no pocas veces miedo y no pocas veces risa…
Moscú es también un campo humano, un campo de
transformaciones en donde la ingenuidad de los artistas, la maldad, la envidia
y la flojera, son un coctel de pases de facturas, de venganzas: dígale usted labor
patriótica o excusa burocrática…
Moscú es ahora un nuevo Paris, es el adulterio, casi como
sindicato…es el ejemplo que brindarán Lily, el gigante de los dientes podridos
y Osip compartiendo placeres a turnos, bajo el mismo techo…
En Prohibido
entrar sin pantalones cada parágrafo remacha las aventuras, cada cuadro
arma el caleidoscopio, cada apartado completa la rogativa de estas existencias,
que se transforman, bajo la marcha y que pudieran sacar lo mejor -y lo peor de
los hombres- bajo un plan de cambio de estructuras, que no sería más que un desalojo
de élites por otras…
Maiakovski veía en
el corazón de los hombres y tropezaba con su interno ser, su indiscutible luz y
sus estados de ánimo. Era el arqueólogo que limpiaba el barro de su axiomática circunstancia
frente al mundo. Maiakovski, a la par de amante de carne, uñas y dientes, era
una maquina de rayos equis…
El procedimiento de Juan Bonilla en estas páginas, es una
pujanza. Integra tecnologías para la ligazón discursiva… fotografía con voz, mueve
una señal sobre un perfil, presenta una efigie muda… o una voz silente… o un
icono que se deduce, al tocarse entre las sombras de la propia transparencia…
Cómo imaginarse que el más grande poeta se haya
convertido, sin dase cuenta o ex profeso –aún no lo sabemos- en figura
propagandística en sí misma, en delator profesional, en el preferido de Lenin, aquel
animal político conceptual que llegaría a definir al socialismo con la
ecuación: “socialismo es igual a comunas más electricidad –soviets más
electricidad- ”...
El entrelazado noble que se sustenta en las planas de Prohibido entrar sin pantalones, es un territorio
al que se entra sin necesidad de papeles en regla. Como en alguna otra parte,
el mismo autor indicara: “la novela es un país con fronteras más flexibles” y
eso todo “lector-caminante-buscavidas” lo agradece…
Pensando tanto, resulta un poema perverso, en sí mismo,
el hecho de que de la Okhrana se
formara la Cheka y de allí la KGB…lo más poético –por extravagante- es que haya sido Maiakovski, este artífice sistémico,
quien redactara informes de inteligencia para depararles algunos futuros, más
oscuros que otros, a compañeros de éxodo artístico…
El ciclo de la belleza, el recuerdo y el olvido sean tal vez tan sibilinos y enigmáticos como la esencia humana, pero sí se ha amado, también se puede sortear cualquier humana equivocación...
Nazdrovie, Поэт Maiakovski
Gracias por estar aquí
Joaquín Ortega. Caracas. 09.10.2014
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