Ver o no ver: elogio breve del auto picón
Joaquín Ortega
“Pobre
de aquel que creyó que estando casado, iba a tener cuca iba segura” Evangelio según mi padre
El humor hace que la muerte se vea más presentable,
pero no hace que las balas recojan el daño que ya hicieron. Por eso dárselas de
cómico las 24 horas del día solo lleva a tres destinos: que se te acabe el
material; que te dejen en el piso de la fiesta con la ecuación del reguetón o
el vallenato, es decir: muerte + cachucha + Nikes;
o que te conviertas en una sanguijuela de los chistes
Una sanguijuela de los chistes es el típico cabeza
de guevo que escucha, memoriza, graba y plagia con la ferocidad de un corroncho
mutante cualquier cosa que le sirva a su “acto” o “stand up”. Esos típicos personajes roban tweets, escarban en páginas de internet extranjeras, desempolvan
cadenas de Hotmail y pare usted de
contar. Su único deseo es repetir la mayor cantidad de Boutades con el mínimo de esfuerzo posible.
De esos chistositos encontramos a: los enfermos de
titulares de periódico –agarran una noticia del mundo y la adjetivan con el
apellido del dictador de turno de su país; los Marty McFly –los que están
pegados en el pasado, pero sin posibilidad de sacarle algún provecho al futuro,
son como el Capitán América y su listica, poniéndose al día con la cultura Pop, pero sin la decencia de quedarse
callado como él -; los “ayayaistas” cultores del doble sentido -y posiblemente
los que más proyectan al día, su peluquera de clóset- Son los que poseen tanta
testosterona que requieren probarle a todos que es más macho, y de manera
impertérrita, se burla, casi que con
cada respiro, del gay afeminado. Con el gay masculino no se meten tanto, porque
saben que a lo mejor pierden la pelea o terminan enredados en una manga de
coleo Brokeback Mountain.
Volviendo al tema de la mirada, cada quien advierte
lo que le da la gana, pero casi con un giro personal, en realidad, notamos unas
verdades a medias, que termina aceptando
el bobo del cerebro, por culpa de la
componenda entre prejuicios y complejos -y cuyo único fin- es el de remarcar y
reafirmar fijaciones idiotas.
Al fin y al cabo, el que tenga ojos para ver, que
vea y yo veo -por necio o por buzo-
culos, piernas y tetas. Las mujeres verán nalgas de tipos, bojotes,
brazos… espaldas. El problema no es cuando uno nota a otro, sino cuando pilla
uno su cuerpo, porque aparece en escena el gusanito de los complejos.
Sí usted es mujer, haga esto: párese frente al espejo desnuda. Lo primerito que se
va a ver es lo feo, más bien, lo que no le gusta de su cuerpo. Sí usted es
hombre, por el contrario, lo más seguro es, que sí se para frente al espejo, en
pelotas, lo primero que vea es lo que considera está más durito en su
anatomía. En pocas palabras, una mujer
está buena pero le meterá al ojo al rollito, a la estría o a la celulitis, y sí
es el turno del macho –gordo, en el chasis o fofo- observará con detenimiento
ese hueso que se asemeja al del triatlonista del comercial de bebidas
energéticas.
Seamos light:
tú el homofóbico tipo normal, tú la homofóbica bíblica. No tienes idea de la
cantidad de canciones y de música que se ha compuesto en el mundo cuyo objetivo
era alguien del mismo sexo. Podrías ser un poco más abierto (a) y un poco menos
tarado(a). Si no deja de silbar TODAS las canciones gay friendly mientras te empoderas de autoestima en el spinning del gimnasio.
Consultorio
P: Querido Joaquín. Soy una joven stripper que va
pendiente de terminar su licenciatura en letras. Como siempre he querido romper
con las vanas formas, que nos imponen en nuestras cuadradas casas de estudios,
decidí conectar mi cuerpo a la palabra cada vez que me desnudo frente a rusos,
chinos y compañeros de mi hermanito del colegio -que ahora son lideres
comunitarios o millonarios solidarios con las causas de los oprimidos del
mundo- Así que, reemplazo la barra del pole dance por una serie de morfemas
hechos de pastillaje de Splenda, que
voy adhiriendo a mi cuerpo. Así, promuevo metaplasmos, efectos semánticos,
sugiero cambios de condiciones funcionales alterando los acomodos gramaticales,
por un sorpresivo pase de pezones por la cara y una pequeña liberación de mi
liguero, frente a los rostros pasivos de los más viejitos, cada vez que hago un
baile privado. Mi problema es que ya no
se cómo llamar a mi tesis, ni que más hacer con mi cuerpo en estos meses, que
la universidad entrará en su merecido descanso vacacional. Tuya: Ana Karina
Mari T Valeria Zombi Doll Pacheco Ces y Wolfenstein Hrastoviak. Alias
@lacuerpa.
R: Querida
permutación de una canción de Arjona. Me encanta la verosimilitud con que
asumes tu combinatoria de “trabajo-estudio-pole dancismo-palabra”. La última
vez, que vi un proyecto tan honesto fue cuando caí por casualidad en un Behind Cameras donde Willem Dafoe se
disfrazaba de Green Goblin, antes de entrar al set de Anticristo. Por eso, creo
que tienes muchísimo futuro en el campo de la asistencia de tesistas
estresados. Te recomiendo que tu próximo capítulo artístico se llame “pata de
página”: pinta tu cuerpo como una portada de cualquier libro del Fondo de
Cultura Económica y calza uno de tus piecitos con una réplica de la pata de
Donald o Lucas, según te guste más Disney o Warner. Luego baila con total naturalidad frente a
tus clientes, tomando la mayor cantidad de propinas que puedas con la boca,
hasta que tosas y tu performance
cierre en una subiunctio que
diversifique el significado y prorrumpa tipo epifonema, de manera súper nice semánticamente. Después me
mandas el video. Ah, y tranquila que ociosa no vas a estar después de clases.
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