Friday, July 17, 2015

Erase una vez la cola 1828. Joaquin Ortega


Erase una vez la cola
Lunes

En 1828 en la cola del barco Macedonia José de San Martín recibe un demo de José Luis Rodríguez, el Puma, cantando un éxito bailable inspirado en el apellido del prócer.

En una cola de 1974 en pleno festival del Callao, un mudo empieza a cantar “ayayay Cecilia” y se registra el primer milagro moderno, en un día de carnaval.

En una cola de 1614 un grupo de hombres se inscriben en una rifa para ganarse un viaje a El Dorado. Lo único dorado que se ganaron fue un filete de dorado en una playa escondida.  

En una cola de ayer un estudiante de letras con ímpetus existencialistas se pierde entre el boulevard de la nada y la angustia.

Martes

En una cola de 2004 Bill Clinton sueña con que lo destronan como montacachos profesional. Ese mismo día, a más de tres mil kilómetros de distancia, Tiger Woods piensa “nadie nunca se enterará de esta travesura” 

En una cola de 1995 un ingenuo, muy, muy ingenuo cree que en el año 98 las cosas cambiarán en Venezuela para mejor.

En una cola de 1922 dos niños comienzan a jugar con los colores que tenía y dibujan un palo con círculos rojos, verdes y amarillos. Sin saberlo inventan el semáforo

En una cola de ahorita, dos vendedores de dividís quemados se dan cuenta que la piratería es un estilo de vida y deciden comprarse un loro de mascota.

Miércoles

En una cola de 1901 la elefanta del partido demócrata se encuentra en una convención con el burro del partido republicano, y un tiempo después nace un tercer partido con una mascotica conocida como el “donkeyfante”

En una cola de 1806 el coronel de la independencia Manuel de Echeandía se casa y debe posar,  para un cuadro, como con cuarenta   familiares, amigos y coleados.

En una cola de 1963 un tucusito se paró sobre un cable eléctrico, lo picó con fuerza y terminó convertido en un tordito.

En una cola de 1915 un pitoniso supo que al año siguiente fundarían el banco de Maracaibo y armó su propio cochinito lleno de moneditas de icotea, es decir, de iguana.

Jueves

En una cola de 1897, cuando el café representaba el 83% de las exportaciones venezolanas nadie nunca pensó en manquesea hacer una tacita de peltre que dijera: “yo amo al café venezolano”.

En una cola de 1718, al menos 8 naves inglesas entraron y salieron por el puerto de La Guaira. Todo indica que el salpullido de ese país se instaló entre la población canina de Maiquetía desde entonces.

En una cola de 1545,  la frase “¡ah mundo, El Tocuyo!” se acuñó como expresión jocosa, frente al “ah  orbe, Borburata” de sus vecinos más pudientes.

En una cola de hace media hora, un mal ciudadano botó un basura por la ventana y cinco segundos después, un buen ciudadano botó a esa cochino por la ventana. 

Viernes

En una cola de 1864 un señor de apellido Eastwick estuvo en Venezuela y jamás se imaginó que su nombre sólo traería recuerdos hollywoodenses en el futuro.

En una cola de 1947 José Clemente Laya escribe la partitura de la suite avileña. 54 años después, la suite avileña si se habrá tocado 10 veces en público, es mucho.

En una cola de 1829 el médico Richard Murphy sueña en Puerto Cabello con un negrito muy cómico de nombre Eddie, quien en el futuro, será famoso y millonario.

En una cola de hace dos días un borracho estúpido se le olvida lo que ha acordado hace diez minutos y arma una escenita en frente de sus amigos.













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