Monday, January 02, 2012

De monstruos y otros ciudadanos: Christian


De monstruos y otros ciudadanos: Christian
Joaquín Ortega

A Christian le gusta el sonido
El que sale de una botella guardada en un desván que huele a madera y plantas
Christian cree en las amplificaciones magníficas
Tiene puesta toda su fe en lograr registrar las palabras de las moscas, las arañas y las nubes
Si las nubes conversan, Christian está seguro de poder grabar sus diálogos
Sabe que sólo pueden hablar de dos en dos
Por eso es que se separan, de cuando en cuando; y rompen las formas
Que desde abajo todos podemos ver
Christian amontona los decibeles de los cocheros
Los alaridos de mujeres frente a animales asquerosos
Sabe que los silencios también tienen su propio sonido
Y con una nueva máquina podrá hacerlos manifestarse
Son las cintas y las líneas que crecen como brechas de sangre gris frente a su pantalla
Sus mejores amigas
Lo escuchan y él las escucha a ellas
Christian sale a la calle a registrar sonidos con su propia mente
Y luego los transcribe dentro del estudio con imitaciones casi perfectas
Recoge el llanto de los más pequeños
Las violencias que se desvanecen entre tiroteos y choques de autos desatinados y continuos
Christian silba bien, pero sabe que la fidelidad está en el mundo real
Así, que armado de un micrófono y varios aparatos, cada vez más livianos
Toma la ruta del farmaceuta
Esta es, la de la fórmula y la prueba, la de la dosis y la posología
Christian tiene amigos que aman el sonido
Y que como él viajan con las ventanas cerradas para sacudirse el tedio de la población del centro
Como él sus amigos prefieren los susurros de noticias viejas
Se ríen de las mandolinas que parecen salidas de cajas extirpadoras de un patrimonio nervioso
De un vistazo a medias
De la tranca constante 
Christian y sus amigos rodean la noche
Con lámparas de fuego que salen de unos motores que sólo pueden ser nocturnos
Christian se abalanza sobre los atrevidos que dejaron de escuchar el latido de
Quien ahora los arrincona y los conmina a ser parte del gran eco
Su territorio es la eufonía
Y a los amantes desatentos los liga con cuerdas de guitarra
Y entre singultos y jerigonzas los convierte en intérpretes
Los arrincona hasta su propio ritmo
Los convence de asentir con la cabeza
Les hace tambores rojos
Sístole y diástole
Sístole y diástole
Primera y segunda posición
Con y sin capotraste
Dos cuerpos y un director
Haciendo música con sus contorsiones y síncopes
Christian escribe la partitura sobre la grama
Y le dice a sus amigos-cómplices que se escondan
Adentro de sus bolsillos
Christian duerme con unos audífonos y en cada nueva vuelta
Sabe que puede ir afinando los gritos
Corte.-                                                                                   Job23:58.-

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