Diario de un jodedor
¡Ay!, la ecología
Joaquín Ortega
La línea de bajo -más el piano- de Born To Be Alive de Patrick Hernández es
la marcha al trabajo más buena vibra que guardo en mi playlist infantil. Cada puta mañana, a eso de las de las 5 y 20
estábamos bañados y vestidos: había que salir de la casa a las 6 en punto, para
poder llegar -con suerte- a las 6:50 a clases. La idea era escapar de Palo
Verde –ese hueco perverso, al cual condujo a la familia, un Flautista de
Hamelin criollo conocido como el Musiú Lacavalerie- la idea era no recibir
amonestaciones de las locas de turno del colegio… la idea era permitirle a mi
mamá cumplir con la llegada a tres destinos a la misma hora…la idea era que
ella misma llegara a dar clases…la idea era… Como ven, “la idea” eran más bien “un
montón de ideas”, que sonaban a juntar deseos con impedimentos, justamente el
cultivo perfecto para que cosas irrealizables ocurrieran.
La imagen mágica, que ahora hace ruptura en la mente
de director, es la de una madre dentro de un Volkswagen, es decir, hablamos de un
milagro que obra milagros. “It´s good to be alive” tarareaba mojoneado con Patrick Hernandez saliendo
del Walkman. Me emocionaba la guitarra eléctrica en fantasía felina,
mientras me quedaba por 7 horas en ese retén llamado colegio El Buen Pastor, en
el cual lo único que aprendí fue a desconfiar de mis maestras y del exceso de
mango verde con sal.
Ya una vez adulto -viviendo en el mismo sitio desde
los 7 años- y sabiendo que, no habrá solución habitacional citadina útil,
funcional y humana, si no está intervenida por súper autopistas, helicópteros
privados y monorrieles de energía solar, he decidido hacer uso de la última
capacidad humana, incapaz de ser allanada por el totalitarismo de las ovejas de
1984 o por el pericopolio en manos de recién vestidos: soy un carajo
antropocéntrico, un egomaníaco del yo, la tierra es para mí y para mis iguales,
sí algo existe es para que me lo coma, lo transforme, lo carbonice, lo dibuje,
lo vuelva palo o adorno. Soy libre de tumbar el mango y soy responsable de
sembrar otra mata, porque como ser inteligente en la tierra sé que todo tiene
un principio, un fin, un origen, una causa, una decisión y una consecuencia. Hay
que considerar humanos a los conscientes de su humanidad, a los demás hay que
entrenarlos o invitarlos a que se queden en los chiqueros que se tripeen.
Animal que es bueno conmigo, yo soy bueno con él,
pero si me muerde lo reboto o lo corro con la candela o la bulla, las únicas dos
formas que siguen funcionando entre los seres primitivos para producir respeto.
Sí tengo hambre y no hay más nada a mano, por muy bonito que sea ese animalito,
me lo comeré. Es la ley de la vida, sí yo me muero o quedo cojo en un
apartamento, el primero en venir a masticarme las córneas va a ser el hámster,
así se declare vegetariano en los libros de zoología.
Aceptemos lo que somos: unos abusadores de nuestro
género, de nuestro peso corporal, de nuestros amigos y familiares. Una vez
hecho esto, pongámonos freno y asumamos que para que seamos “centro” debemos
tener alrededor algo: un círculo, un universo, un planeta que debe vivir
también. Así que usemos y cuidemos, jartemos y repongámos. Cero bronca y cero
llanto, que ya estamos grandecitos y sobra el asno con megáfono haciéndose
pasar por piadoso. Por lo pronto, dejen la angustia que los virus se encargan
de poner en su sitio siempre a la humanidades fanfarronas.
Consultorio
P: Querido Joaquín. Soy una aspirante a dietista y
me dedico en mis ratos libres a modelar vestida de asiento de copiloto. Así,
puedo viajar de incógnito en los automóviles de mis amigos solteros o casados.
Disfrazada de esta ingeniosa forma, puedo desplazarme hasta sus puntos más
sensibles y darles una sesión de agradables masajes mientras conducen, en medio
de una cola o cuando esperan el pedido en Wendy`s o Mc Donald´s. Te escribo, no
porque no me divierta lo que hago, sino que me he sentido muy extraña al llegar
a casa y he tenido un par de sueños en donde me parece vivir una pelea -peluca
en mano- con media docena de carritos de automercado que me gritan con la voz
de macho de Mimí Lazo: “el ventilador está en casa de la Pantoja”. En fin, ¿qué
será esto? Respóndeme, oh tú visionario del médano afrotópico y fraguador del
cielo de la alquimia. Tuya: Merinés Ligia Silvia Floricienta Bustamante Ochoa
de McKey Hudec Chaplin. AKA La Dálmata por dentro.
R: mi muy querida ex promotora de tarjeta Única de
CANTV, te veo enérgica, confiada, asertiva y muy comprometida con tu papel de
silla come piloto. Me encanta tu creatividad y creo que a tus amigos también.
Sí es importante, que revises tu desempeño post sesión, ya que te puedes
desgastar con el uso y abuso de los trapitos limpia cuero o los productos de
Stanhome para el automóvil de hoy. La verdad, es que creo me escribes para
llamar la atención, porque no noto nada extraño en ti. Te recomiendo que veas
la escena final de Tropic Thunder y
hagas el baile de Lex Grossman con un morral lleno de réplicas de cabeza e´
caja, pero a base de yeso. Una vez que lo hagas desnuda -y sin el morral a
cuestas- sentirás la emancipación que tanto ansías. Si vas pendiente de una
sesión de entrenamiento para Rock and
Models, no dejes de avisarme que te puedo dar un pequeño ritual
antiepilepsia, basado en el modelo Kindling, de esos de manual de recién
graduado. Stay cool and keep rocking.
1 comment:
Jajajaja!
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