Diario de un jodedor: escarcha para hoy, deudas para
mañana
Joaquín ortega
La
navidad es una gripe… el que cree… el que no habla el idioma… al que no le
importa… al niño y al recién civilizado se le pega por igual. La navidad es una
programación neurolingüística que te automatiza, te pone una sonrisa y te hace despilfarrar
hasta lo que no es tuyo. La navidad es un experimento diseñado en algún
laboratorio nazi oculto, por dos familias endogámicas que se ríen de nosotros,
por un huequito.
En
tiempos de navidad el experimento pretende promover las siguientes conductas:
1.- comer hasta estirar el estómago cuatro veces sus dimensiones naturales; 2.-
beber hasta damnificar el hígado –es decir, maltratarlo de tal manera, que viva
una vida aparte adentro de una oficina gubernamental y sobreviva el resto de su
vida, a punta de café viejo y ceniza de cigarrillos Cónsul-; 3.- alterar el
sueño, de manera que con cuatro horas diarias, el cuerpo humano medio marche al
cumplimiento de actividades repetitivas que incluirán comer –¿más comida?,
preguntarán. Pues sí, más comida- en centros comerciales y tarantines con
amibiasis, dilapidar herencias familiares en dos tarjetazos, apostar aguinaldos
y liquidaciones o postdatar cheques.
En
navidad, parte del experimento está conectado con las cuñas en canales para
chamos, los cuales, a su vez le rinden culto a las antiguas sectas satánicas de
siempre. Allí, te venderán los juguetes más comunes con las promesas más
insólitas: “Marsito Conese, el fetico
pequeño que crece” –en el fondo, es un guiño a los potros de la santa
inquisición-; “Marianita Colibrí, la
bebita que te hace pipí” –burda excusa para presentar didácticamente el squirting para niños. Lo que viene a ser
una preparación subconsciente para la nueva generación de actrices mionas de la
pornografía internacional- “Marquito
Narguila, el muñeco moro que hace fila” –un preparativo del nuevo orden
mundial, para que las hambrunas nucleares cuenten con su preproducción
pavloviana de millones de inútiles, que sólo saben esperar turnos que jamás
llegarán- “Los Morochitos Belinda, dos
huevos o cigotos de raza distinta”.
Ejemplo maravilloso de que una hembra humana, sí puede salir en estado
de dos padres distintos –el objetivo de esta parejita de muñequitos, es
prepararnos para las futuras fecundaciones pret
a porter, en donde el hombre se convierte en donante, bajo amenaza de
recluta forzada, y la hembra, prestará su vientre por un combo de aceite,
harina pan y café.
En
fin, la navidad es una técnica sociobiológica con Chayanne de fondo cantando jingle bells, en donde lo más fácil es
morirse por una intoxicación de fieltro, y lo más difícil, es llegar al primero
de enero sin la sensación de que Santa Claus es el papa negro de un culto
alien.
Consultorio del Dr. Ortega
P:
Querido Joaquín. Soy una joven probadora de pilas para BlackBerry en un prestigioso centro autorizado de la ciudad. Te cuento,
que cada día, se me hace más difícil inventar nuevas cosas con motivos
navideños para mis clientes, y en especial, para mi jefecito que es un niño con
progeria, y que aparenta casi 91 años, casi, como cualquier cura sexy retirado.
Al terminar cada jornada, yo me quedo con él y contamos las ganancias del día.
Él es súper tierno y me dice que
disfrace de pesebre humano y luego me camina por encima, haciendo ruidos como
de tractor con unas bototas Timberland, diciéndome “que me calle, que soy un District 9” -que creo que es una
película venezolana que no he podido conseguir todavía-
Lo
que me preocupa, es que para ser un niño, sabe cosas que sólo un adulto sabría,
y a veces entra y sale con una capucha de un cuarto –en donde escucho como unas
risas de otra gente- y me parece, que ciertas partes de su cuerpo varían en
tamaño y contorno, cuando va y viene del cuartico. ¿Será que me está engañando
y no es un niño enfermo ni nada? Tuya, angustiada, pero relajada: Mariam
Retailer Daforquina Canchica Jonas Mejías Sira y Zara.
R:
Querida bacilo de Koch, hecha mamífero por la providencia. Tu sensibilidad
humana es tu mayor fortaleza. A pesar, de que afirmes que tu imaginación se
queda corta para los detalles navideños, no hay duda de que tienes dentro de ti,
todo un repertorio de imágenes y actitudes perfectas para la ociosidad. Yo te
aconsejo, que sigas haciendo tu trabajo social con el supuesto niño anciano. Si
es un hombre viejo se irá feliz, si es un enano disfrazado de niño también… y
si es un enfermito, estarás acumulando karma positivo de aquí al Walhalla. Los
siguientes pasos que debes tomar son los siguientes: pide una colaboración para
el pesebre, sólo en moneda extranjera; luego exige que cada vez que entre y
salga del cuarto -el caballerito en cuestión- te vaya adelantando los cesta
tickets de cada mes; y por último, pasa con tu currículo con foto por esta
redacción, porque para la próxima semana internacional de la ciencia te tenemos
un puestico en un stand. Cuídate y no comas mucha hallaca en diciembre.
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