Monday, July 02, 2018

Las mejores películas que he visto hasta ésta mitad del 2018


Las mejores películas que he visto hasta ésta mitad de 2018
Joaquín Ortega



Ready Player One (Steven Spielberg. 2018) basada en la novela de Ernest Cline, resume de forma apretada, pero fluida las tremendas referencias intertextuales de la cultura pop contemporánea. Es un ejercicio Transmedia que ni aburre ni decepciona. Una joya nerd para nerds, que no abandona a las audiencias poco empapadas del rock de los noventa, de los video juegos clásicos, de los juegos de cartas de roles o de los cómics.  Mención especial merece el guión cuya adaptación del propio Ernest Cline y de Zak Penn, ya que habla de un ejercicio profesional de pertinencia y concisión narratológica.


Death Of Stalin (Armando Iaunucci, 2017) Es una sátira política culta y mordaz que va descosiendo el tejido de los autoritarismos clásicos. Aquí el terror, el espionaje, las vilezas, la desesperación  y la venganza que animan a las burocracias militares y comunistas se retratan con las claves de la comedia negra más ácida. Las actuaciones de  Simon Russel Beale como Beria –el jefe de la policía política- y Jeffry Tambor como Malenkov –uno de los padres de las purgas estalinistas- son clases de actuación en sí mismas.


A Quiet Place (John Krasinski, 2018) Es una obra maestra del terror que cruza sin ningún traspié las fronteras del suspenso y la ciencia ficción.  Tanto Emily Blunt como John Krasinski generan un máximo de conexión con los asistentes a la sala. Siendo una película de tensión contenida, merece especial mención el diseño de sonido, los efectos especiales y la fotografía que combinan lo bucólico, con el constante acecho de unos depredadores poco comunes. Asimismo, los jóvenes actores fluyen con el entorno familiar en un mundo hermoso, pero peligroso más allá de la cotidianidad de la ciudad.


The Ritual (David Brickner, 2017) Sin duda, una película de terror con una excelente  mezcla de géneros -y sub géneros- cuyos giros en la trama sorprenden cronométricamente. Bebe de películas de culto como Deliverance (John Boorman, 1972), de Cabin In the Woods (Drew Goddard, 2012) del género slasher, del western gótico, del universo de los monstruos, del mundo de las pesadillas, de la estética Hammer Films, del terror mágico escandinavo. En fin, una obra sólida en actuaciones y con una puesta en escena que recuerdan lo mejor del espíritu del bajo presupuesto junto a descomunales recursos actorales, creativos y de dirección.


Hereditary (Ari Aster, 2018) Sorprende con una reinvención del subgénero de las posesiones satánicas. En especial atrapa por un ritmo delirante que va llevando al foso a los personajes y al público, quien -muchas veces- se pierde en una sucesión coreografiada de muertes al azar y alucinaciones, cada vez más grotescas. Si tuviéramos que definirla nos valdríamos de la metáfora del Bolero de Ravel, en donde una misma melodía va siendo acompañada de distintos instrumentos, para luego integrarse en un todo mucho más robusto y mucho más siniestro, a cada compás. Toni Colette y Gabriel Byrne sirven como dos perspectivas de una misma realidad oscura y el resto de elenco se suma como una gracia y una precisión de relojería. Mención especial merecen la edición, el diseño de sonido y los impresionantes últimos diez minutos del film, que concluyen con un final digno del clásico Wicker Man (Robin Hardy, 1973) o de The Witch (Robert Eggers, 2015)


Red Sparrow (Francis Lawrence, 2018) Basada en la novela de Jason Matthews –ex agente de la CIA en la vida real - descubrimos un excelente ejercicio de adaptación del texto al guión. En la tradición de las grandes historia de espías Red Sparrow acompaña todo el proceso de selección, entrenamiento, misiones y cambios de bando clásicas en las historias de John LeCarré, Ian Fleming o Tom Clancy. El director Francis Lawrence desarrolla una estética de la violencia y la tensión sexual muy imaginativa, volviendo a su visualmente rica Constantine, superando narraciones más planas como las de I Am Legend… o distópicas post adolescentes como la trilogía de Hunger Games. La música de James Newton Howard se acopla de manera muy rica con el adagio de Grieg, que sirve de leit motiv para la progresión -y anclaje- del personaje de Dominika Egorova     –Jennifer Lawrence- Los exteriores en ciudades como Budapest, Viena o Bratislava son un acierto y generan una emocionalidad que ayuda a potenciar la historia, sin ser  lugares anecdóticos o puramente ornamentales.


Isle Of Dogs (Wes Anderson, 2018) una inesperada historia animada que retrata un futuro distópico, en donde los perros son enviados a una isla debido a una supuesta enfermedad contagiosa para los humanos. Estructurada en una simple premisa              - un niño quiere encontrar a su perro extraviado – asistimos a la construcción coral de una pandilla de canes sin dueño, quienes se aventuran a darle sentido de misión a la búsqueda. Repleta de preciosismos visuales, texturas colorizadas, ritmos y volúmenes la historia evoluciona hacia interpretaciones más adultas -traiciones políticas, laboratorios, conspiraciones- junto a momentos emotivos que a nadie dejarán imperturbable. Especial mención merece la narración de Courtney B. Vance y las voces de Scarlet Johanson, Bryan Cranston, Tilda Swinton, Kunichi Nomura y Ken Watanabe, entre muchísimas estrellas que le dan fuerza a personajes entrañables o mala conducta.


Avengers: Infinity Wars (Anthony y Joe Russo, 2018) Poco se puede agregar a lo que, para muchos ha sido el evento cinematográfico de la década. La combinación de personajes, historias, motivaciones, universos y multiversos de Marvel parecen no tener comparación en propuestas audiovisuales corales e intersectadas recientemente. Diseñada para dejarnos el sabor en la boca –y desear un próximo bocado- Avengers: Infiity War baraja intencionalmente las cartas de un juego que le mueve el piso, tanto a fanáticos de los comics, como a cualquier espectador novato. Al final, concluye con uno de los Cliffhangers más memorables de la historia del cine. Efectos especiales, post producción, dirección de actores y musicalización llevan menciones honoríficas, porque le dan sentido a una industria cuya mayor fortaleza      –ayer, hoy y siempre- reside en la colaboración creativa.

@ortegabrothers

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