Saturday, July 15, 2017

Series a dos bandas: Outcast


Series a dos bandas
Joaquín Ortega

Hoy presentamos: Outcast: entre el mal y el miedo

La gente se besa en la boca. Porque es normal y porque es sabroso. Se besan labios bonitos y menos agraciados. Por una boca, también salen palabras, algunas mascullan cosas lindas, y otras que pueden maldecir o reverdecer en groserías. Outcast es una serie de televisión, adaptada de un Comic con millones de fanáticos, y que por alguna razón, ya está en pico de todos. 

¿De que trata Outcast y en qué se diferencia de otras historias en clave de exorcismo?

Relata el itinerario de dos hombres marcados por la desgracia. Más propiamente por el mal, y su interpretación a la manera judeo-cristiana, en la tierra. Por si fuera poco, es el mismísimo diablo quien les ha puesto el ojo a los protagonistas, y de allí que infinidad de ángeles caídos, trampas y secuaces humanos se quieran llevar el pellejo -y la cordura- de estos personajes. Amigos y familiares, claro está, llevarán siempre la peor parte; y, en una extraña tensión entre fe y descreimiento, Kyle Barnes y el Reverendo Anderson trabajarán como un artefacto aceitado; como si fueran una dupla de caballero y escudero, de roles, a veces, intercambiables.

La relación natural entre Comic y los audiovisuales

Es normal que de un Comic se brinque con soltura a cualquier pantalla moderna. Las secuencias, los planos, los tiros de cámara, las intenciones de personajes, su contexto y sus emociones ya están listos en ese Story Board que es la propia historia en formato visual y físico. La adaptación del Comic a la TV es otro asunto: alargar escenas, no presentar todas las causas de un golpe, estirar la aparición de los personajes, generar nuevos antagonistas. En suma,  pensar siempre en el televidente, más que en el comprador habitual de impresos.

¿Quién lo hace mejor?  

Pensar en un duelo entre Image Comics o Fox-Cinemax, situarlos como antagonistas, sería plantear una falsa pelea. Cada quien está en un formato y, por lo tanto, relatan el cuento, a partir de su propia realidad.  El tema humano acorrala al presente de la narración televisiva, los actores tratan de darle mayor sentido emocional, algo que -de todas, todas- escapa de un texto y una imagen sin animación ni voz- Por esto, será el ambiente total de la serie una fuerza en sí misma. Tomemos como referencia la presentación inicial -y una antológica banda sonora, escurridiza y distinguida- que va desde el country de Conway Twitty o Sturgill Simpson, el oportuno postpunk de The Cure, la inusual alegría de Night Club de Banners, el Pop relajado de Tove Styrke, el clásico Hard Rock de Bad Company -con Heartbeat en la escena del bowling en el episodio numero 3-… el pertinente Rock de carretera de Fletcher C. Johnson, el Big Band de Peter Oprisko -insigne copycat de Frank Sinatra-, el íntegro rock de Creedence Clearwater Revival, el blues de Albert King y el indie de Houndmouth…En fin, canciones, acciones y personajes se acoplan con rebosante notoriedad y tino.

Los responsables

Robert Kirkman conoce bien a su generación y a las anteriores. Con menos de 40 años ya lleva a cuestas el éxito en solitario de historias como The Walking Dead, Ultimate X-Men o Marvel Zombies; y junto a Todd McFarlane, apuntaló el éxito de Haunt –esa historia de espionaje y de terror, que gira en torno a un par de hermanos, algo distanciados, que aprenden a trabajar en equipo, justamente cuando uno de ellos muere- Como todos sabemos, ningún Comic se dibuja solo, cada trazo es logrado con precisión por Paul Azaceta. Volviendo a la serie, y a sus próximos capítulos, veremos si llega a explorar esa visual climática -original del formato historieta- combinatoria de grises y púrpuras, así como, esa extraña atmosfera interior de bares, hoteles y cuartos, donde se combate al maligno con mucha oración, y no pocos puñetazos.

Seguir el camino de un héroe atormentado, y el de un religioso -en el borde de todos los pecados- no puede resultar sino entretenido. Agreguémosle a esto, traumas en los vivos y personajes secundarios tan detestables, como el mismo tormento sobrenatural. No tema probar un poco de Outcast, que no le hará daño ni a su gusto ni a sus discusiones de sobremesa.

Tracklist mínimo
Conway Twitty: The games that daddies play
The Cure: A short term effect
Banners: Shine a light
Tove Styrke: Number One
Angela Lee Sloan: Déjà vu
Bad Company: Heartbeat
Fletcher C. Johnson: Send me your love
Sturgil Simpson: Life of Sin
Creedence Clearwater Revival: Walk on the water
Albert King: Drivin’ Wheel
Houndmouth: Gasoline

@ortegabrothers



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