Wednesday, November 19, 2014

Diario de un jodedor: El FODA nuestro de cada día


Diario de un jodedor: El FODA nuestro de cada día
Joaquín Ortega

Un buen amigo -explorador esotérico para más señas -me dice que el planeta Tierra es como la universidad Harvard de las almas reencarnadas. Resulta ser como un laboratorio en donde las tentaciones, la lucha frente al mal, el descentramiento del ego y la búsqueda de la intuición definitiva son como las materias clave, para convertirte en un PHD en evolución de la energía. En pocas palabras, en el mundo espiritual ven como un honor venir a este globito azul a aprender y a poner en práctica todo el conocimiento psíquico y mágico que se adquiere, a través de ese pensum personal llamado: “Karma y Dharma”.

Sí sacamos lo bueno y lo malo de vivir en este hemisferio – o el país que le haya tocado en gracia, nacer o vegetar- la idea de una gran universidad espiritual, refresca un poco la estulticia diaria y la maldad desatada de nuestros congéneres. Sí elegimos ver el lado brillante de las cosas, el punto bueno de todos los acontecimientos, las enseñanzas ocultas tras cada golpe fatídico del destino sonreiremos natural y espontáneamente. Sí por el contrario, uno se enfrasca en ver el vaso medio vacío, la cosa cambia.

Por eso, nada mejor que hacer una matriz de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas para dar un paso adelante, ante el creciente odio existencial y cubrirlo con una sana arrechera, de esas que no matan, sino que tan solo calientan las orejas -sin el peligro sucedáneo- de una subida de tensión.
Hagamos un repaso de vivir en un edificio, o como mejor deberíamos llamar: “nuestro infiernito horizontal personal”. 

Veamos, sí arreglan la bomba del edificio, no viene el agua. Sí viene el agua no funciona la bomba. Sí tienes puesto para el carro, no tienes real para sacarlo del taller. Sí lo sacas del taller, alguien se estaciona en tu puesto. Sí acaso pretendes conciliar el sueño, los vecinos hacen fiesta. Si no hacen fiesta, es el insomnio el que sale a bailarte reguetón en el cerebro. Si la conserje limpia, no se consiguen instrumentos de aseo. Sí, la mujer es floja, ahí sí están full los estantes de cloro y desinfectantes varios. Sí arreglan el ascensor, no se para en tu piso, y sí se para en tu piso, es para quedarse pegado por toda la eternidad. Ponerse al día en las deudas del condominio es una maravillosa acción, pero luego te enteras que cada porcentaje aumentado es culpa del moroso que vive al lado tuyo –sin empleo conocido, pero vistiéndose a la moda y con cuanto juguetico electrónico trae del exterior-

Y por supuesto, la vida en comunidad horizontal está henchida de paradojas: como una maquinaria exacta, propia de la física moderna, basta que alguien se haga miembro de la junta de condominio -o del consejo comunal- para que su tren de vida se descarrile. Así, la tragedia del hombre libre es soportar sobre sí, el estornudo del esclavo de turno, ese ser indefectiblemente ligado al guiso, el lugar común, la simpleza y la molicie militante. El tipo más pana de todos, siempre será el más insensato y mal conviviente, pero resulta que es el más chévere, el que le gusta a todas las mujeres y el que estupidiza al varón de turno, con su papa de esteroides, su bolsa o su tabaco brindado, y, claro está, su jerigonza limítrofe con un anecdotario criminal. 

Nadie pondrá jamás en duda que los seres humanos debemos convivir con otros para perpetuarnos, lo que jamás nos ha explicado ni la ciencia ni la religión ni la mística –antiguas o contemporáneas- es cómo tanta gente, sin sentido de lo que es el respeto por el espacio ajeno puede nacer -como supuesto mamífero de sangre caliente- para convertirse, diariamente en una convención de Ratatouilles. 

Por eso, haga su FODA y siéntase bendecido de no ser Pistorius

Consultorio:

Querido Joaquín: soy una hermosa economista cuyo deseo de ejercer la docencia fue truncado por una decisión, que viéndola ahora bien, no me pesa para nada: ahora vendo carteras por internet. Al vender carteras, intervenir las texturas, combinar materiales y generar propuestas para la comodidad de los tantísimos objetos que carga encima la inteligente mujer de hoy, han salido a la luz varios de mis traumas adolescentes como el frotismo y la tricotilomanía. Esto para nada ha sido malo, más bien, me ha hecho una mejor diseñadora y una buscadora de perspectivas en la talabartería estilo “chic margi posmo” del siglo XXI. Bueno, a lo que iba. Todas las noches, cuando estoy creando en mi taller, me imagino que soy un nazareno, pero crucificado en un árbol de navidad y con corsé, hecho a bases de billetes de 50 y 20 bolos. En mis ideas creativas, también me gusta imaginarme que me atropella un taxi en forma de tetero y que una vez en el suelo, escribo con mi cuerpo martirizado la frase: “Playball”, en letras rojas sobre fondo blanco. Bueno, querido sabio del teléfono rojo de Batman. Háblame y ayúdame a que mi arte se conecte con un sentido postmegalitico y neo contubernio nazi taylorista. Tuya: Ana Karina Valeria del Valle de Upar Castro y Osito. Alias, la bemba etrusca.

R: mi muy querida hetaira sin serlo. Tus dotes para complacer a un variado espectro de edades masculinas se nota a flor de piel. Tu arte sirve como justificación para que te vean y te adquieran, no como objeto, sino como Entertainer pubo coccígea. Viendo con detalle los rituales asociados a tu forma de entrega simbólica, se nota que a ti no solo nunca te prestaron atención, sino que te dejaron olvidada en casa de unos amigos como por 14 años, y después fue que te buscaron, pero solo para la foto familiar. En fin, lo importante no es echarle la culpa a locura moral de tus padres, sino que debemos usar correctamente tu necesidad de ser llenada por todo, menos por opiniones. Mi consejo es que diseñes una estrategia basada en coreografías fetales, mientras escuchas salsa de camionetica y tu público te obsequia suaves nalgadas, con las manos ligeramente untadas de maple canadiense. Eres artista, así que come del aplauso y vive para él.   

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