Wednesday, July 23, 2014

Diario de un jodedor: El Silencio


Diario de un jodedor: El Silencio
Joaquín Ortega


En un mundo en donde las leyes prohíben todo, las cosas malas terminan ocurriendo en voz baja: las mujeres siguen recibiendo bofetadas, los infantes llevando carajazos, los ancianos paran en depósitos de viejos y las mascotas sin dueño, finalizan su tiempo de vida, en manos de carniceros, brujos o cirqueros.

Pero como de lo malo no hay que hablar, en vista de que el imperio de lo bonito triunfa -y mentalizar el éxito es materia obligada, una vez que se cae en las garras de El Secreto- hablemos de los silencios.

En un país cualquiera –que no es este- el silencio se está haciendo común: callamos ante el  vecino que rascado y jalado impone -a media mañana- la tierna asfixiofilia a  sus amantes o prepagos de turno; callamos ante su proactividad en los arreglos mecánicos a las tres de la madrugada; callamos ante  sus despechos interdiarios y su sabrosura semanal, porque es enano, alzado, guapo y apoyado. Callamos en la calle ante cualquier motorizado, porque sabemos que son horda y sí trabaja decentemente jamás lo sabremos, porque sus iguales -de chaleco de moto taxi o de chaqueta de  alta cilindrada- son potenciales abejas asesinas, esperando por un medio pelón del conductor o los peatones.   

Es la sociedad actual, la de la apoteosis del escolta, de la chapa asignada, del raspa cupo, del DJ del narco, del corrupto habitué de restaurant -con nombres que jamás podrá pronunciar- y del empistolado -que no sale sin gel en el pelo- solo sobrevive el que adorna su silencio con la sonrisa y los “buenos días” que jamás serán contestados, dentro o fuera del ascensor.

Solo sobrevivirá el que se calle y se haga el guevón,  porque reclamar es sinónimo de: “¿Tu como que eres guarimbero y vas preso por estudiante?” Los chácharos y los minions –en su, para nada, amarilla forma- pisarán con sus Timberland nuevas, todo lo que huela a ciudadano alzado.

Y por si esta pesadilla de Hello Kitty con dildo strap on no fuera suficiente, ahora, resulta que señalar lo feo se traduce como la actividad de un hater. Y digo yo ¿abominar lo oscuro, indigestarte con la tosquedad y la coprolalia, no querer parecerte a lo que, a leguas es una fiereza pre homínida y un retroceso civilizatorio es lo equivocado? No bañarse por propio deseo está bien, pero a juro jamás. 

Por eso, cada vez que veo a un perito del silencio cómplice, a un orador de centro comercial, a un profeta de un futuro chévere –que de bolas, nunca llegará- , a un científico social, que con pepas de ciruelas en los bolsillos del flux, predice la aparición de un cometa -signo de la brillante economía recuperada- cada bendita vez que me los topo, cambio de canal mental y me tiro de lleno en un mar de comiquitas, esperando terminar engullido por las tripas asesinas de una orca color arcoíris.

Eso sí, este sueño no termina con mi muerte en dibujos animados, porque por algún huequito voy a ver a todos los cabrones de esta máquina multiplicadora de estulticia y zombilogía Caribe…algún día, los veré decir, viendo bien cagados para los lados, y mientras estiran las centésimas de un micro sueldo foráneo,  las múltiples entonaciones de la frase: “no, no creo”

Consultorio:

Querido Joaquín: soy una aspirante a locutora en una radio por internet en la madrugada. Toda la vida me he preparado, desde que me bañaba en la ducha sin puertas de mi primita menor, que es stripper por herencia materna y masajista por herencia paterna. En fin, tengo meses haciendo lo posible por lograr un espacio en esa excelente emisora que, a veces tiene, ¡hasta 16 personas a la vez, por streaming! He practicado técnicas de vocalización, respiración, lectura con lápices y pelotitas de hierro en la boca. Hasta ahora, ningún gerente de esta prestigiosa radio –ya me han entrevistado 11 de ellos, creo que los cambian con mucha rapidez, y de paso, todos se ponen el mismo flux y corbata que se puso el primero-  ha tenido la gentileza de devolverme mis bailes privados, digo mis audiciones grabadas en audio y video, con “total apego a los altos estándares de las pelis de Michael Bay”, a decir, de un vecinito mío, a quien también le bailo y le locuteo dos veces por semana. Dime, ¿será que no estoy locuteando bien, que me falta para ser la que mejor locuta? Tuya, Reyna Ware Asocancha Libia Siria Rojas Matute Granier Avalos. Alias, la Gargarella.



R: Mi muy apreciada lacto dependiente del Isolate de Mega Man. Tus temas de conversación son tan amplios y profundos, como la comisura del labio inferior, de cualquier ex mujer de Tom Cruise. Es por ello que te invito a que memorices diálogos de películas mudas alemanas, especialmente las del periodo 1909-1912. Dichas frases te ayudarán a que todo gerente piense, al menos dos veces, en no devolverte la llamada o en no repetirte la invitación a “conversar” en su oficina. Lo más seguro es que creas que estas poseída, pero eso a ti no te importa. Ahora, debes enfocarte en que te den un programa en esa prestigiosa emisora por internet. Así que te invito a que abras una cuenta en twitter en donde preguntarás todas las mañanas: “¿Cómo le pongo a mi show?” Anota todas las opciones y cuando elijas una al azar, entrevista a la gente que hace cola en un restaurant vegetariano y que ese sea tu piloto, para ofrecerlo en el vasto mundo del espacio radio eléctrico digital. Cuando tengas un chance envía una foto tuya, parcialmente desnuda, alimentando a un tucán disecado, o en su defecto dale oreo picadita a un buhonero de CIDIS cristianos, boca a boca. 


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