Thursday, February 13, 2014

Diario de un jodedor: La flojera




Diario de un jodedor: La flojera

Joaquín Ortega

¿De dónde vienen los flojos si no es de otro flojo? ¿Cuando alguien se levanta tarde es por ejemplo hogareño o porque lo dejaron de su cuenta? ¿Por qué será que detrás de toda excusa tipo “diarrea de oficina” hay al frente un bobo grande consentido, a mano para soltarla?


La flojera es infinita: para levantarse, para recoger cosas del piso, para tender la cama, para cocinar, para lavar los platos o cambiar el canal del televisor, para cerrar la tapa de la pasta de dientes, para desenchufar el calentador, incluso para salir del laboratorio en donde te ponen a dar vueltas detrás de tu ración de carbohidratos. 


La flojera puede dividirse en grupos etáreos, segmentos, tribus o cosmos imperceptibles. Hagamos una listica: 1.- La flojera sifrina que impide a los egresados de colegios y universidades privadas modular en unos decibles perceptibles o desplazarse        –léase, arrastrar sus puerquitos ruedos- más allá de una cuadra, sin que la mamá tenga que ir a buscarlo; 2.- La flojera marginal: que resuelve todo a punta de concupiscencias procaces –imágenes genitales y adjetivación “beta” para cuanto se consiguen al frente, así se refieran a la santidad o a los infiernos- amén de la mentalidad de becado, que hace que todo lo que parezca gratis, pero previo plantón de seis horas de cola, esté consustanciada con la ley universal del mínimo esfuerzo. 3.- La flojera reguetonera: la que rima lo fácil con la gesticulación y que termina siendo –paradójicamente- una especie de mudez del alma para observar todo lo que no sea disparo, robo, echonería, amenaza y sexo con alcaloides. En pocas palabras, sí es malo dale letra 4.- La flojera patria: esa que ustedes ya saben, y que resulta en una argamasa de ser humano callejero, a partes iguales indolente, parejero, sabelotodo y apoyado. 


La flojera ha dado tanto al mundo que una Biblia del haragán debería ser compilada para futuras generaciones.  Seguramente arrancaría algún versículo así: Y en el principio Dios creó al flojo, pero no hizo más nada porque le dio ladilla.


Nada peor – o mejor en este caso- para un flojo que la posibilidad de una excusa: “Yo no pude hacer nada mi amor, porque él me obligó durante 5 años a esta relación extra marital”, “no señor, yo no estaba ahí cuando yo llegué”, “No, disculpe…yo no me di de cuenta (sic) porque me asusté cuando vi todo”, “¿Yo?, yo estaba dormido y no escuché cuando mataron a los perros después de dos horas de ladrarle a los malandros”


Para el flojo típico leer da dolor de cabeza, impide dormir, daña la mala ortografía y reduce el tiempo frente a la nada. Para el flojo todo lo que no sea placer y fruto sin esfuerzo no vale un cazzo, y en realidad, están tan claros que los que no vemos las trampas de este nuevo infinito somos nosotros: la flojera es mejor que la vida porque permite guardar baterías para las próximas horas que tenemos por desperdiciar allí: cruzando la próxima acera del hastío. 


Consultorio:


Querido Joaquín: mi mamá y mis novias están bravas conmigo porque dicen que ya me he puesto suficientes piercings en el cuerpo como para que no me dejen pasar por ningún aeropuerto en el mundo si armar un escándalo en los detectores de metales. Pero es que ellas no entienden que todo lo que soy como “cuerpo en arte” es muy distinto a lo que hacen las otras pin up por ahí que es puro “body art”, que es distinto. Yo soy arte y ellas son lienzo para el arte. Como ves, la realidad en sí no es como la realidad como tal y mucho menos a la realidad en cuanto tal. En fin, mi deseo es adaptarme a las necesidades del mercado artístico contemporáneo y estoy decidida a montar una instalación de Call Center en la próxima bienal tribal del África sub sahariana. ¡Oh! Tu conspicuo surtidor de siseos cuartelarios provéeme la recomendación para merecer el santo grial de mi beca Guggenheim. Tuya: Doris Johana Georgina Petra Lausana Gonzalez Sudano Flores y Frómeta. Alias “la cierre mágico”


R: Querida autorotulada del Moulin. Tu plan es evidente: llamar la atención ante tus problemas de manual para terminar en un casting dominguero de cuña vintage de ambientador para baño. Por eso, te recomiendo dulcemente que cambies tu dieta de refresco  y platanito con ajo de autopista, a una a base de tomate, zanahoria y zinc en capsulas para que se te quiten las ojeras y retomes un poco el color de alguien que vive en el trópico. Además de esto, te diría que hagas lo siguiente: arma una carpa con una mano amarrada a la cintura mientras tus novias y tu mamá van preparando un sanchocho de cabezas de muñecos de Pacific Rim, cubito y dos mapas de Panamá. Registra todo en un cámara subjetiva y véndelo en algún mercadito del diseño con el nombre de “Video Loco”. Seguramente podrás comprarte otra docena de nuevos piercings, pero en este caso modelo etérico, hechos por el artista de la vagabundería Dick My Dick, joven promesa de penetración en el mercado. Escríbeme para presentártelo. 


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