Sunday, April 21, 2013

De monstruos y otros ciudadanos: Manuel Gerardo



De  monstruos y otros ciudadanos: Manuel Gerardo
Joaquín Ortega
 

Manuel Gerardo lleva a todas partes una sonrisa impecable
Hombres y mujeres resienten buenamente su simpatía
Manuel Gerardo lee las palabras pesadamente y enérgicas y despejadas
Su papel es hacer cualquier papel y lo felicitan
Y lo promueven y le hacen señas para que suba
A las tablas o las reuniones en pisos caros
Donde se deben repasar libretos largos y oscuros
Manuel Gerardo siempre logra propagar la facilidad
Con una palmada anima a los lentos
Los callados y los muy tiesos
Siempre quieren preguntarle cómo lo logra
Y él nunca escatima detalles
Sobre posturas, respiración, memoria y contacto visual
Pero todo se resume en práctica y confianza
Y es tanta la cordialidad que pudiera sentirse en casa de Gerardo
Sin haber estado allá ni una sola vez
Que cuando la invitación llega
Muchas veces todos, la habían esperado en silencio
Actores y actrices visitan su apartamento algo viejo, pero hospitalario
Algunas sombras rebotan más que las luces en el cuarto principal
Uno donde hay un espejo y una silla sobre una alfombra carmesí
Con cuidado le pasan la letra a diálogos de reyes, de locos, de enfermos
Mueven acentos de personajes sinuosos, de justicieros, de logreros y de saltimbanquis
Allí en la comodidad de la palabra y la pose, de la superación de la voz ajena
Manuel Gerardo los inmoviliza con aguas terminales, en ocasiones
En otras solo les doma la voluntad con floras de conexión maligna
Manuel Gerardo los espolea para todo
Les deja salir a correr desde su prisión de emociones
Así, los movimientos en el piso son tan reales y los animales se mezclan
Con tantas novedades que jamás pensarían, ni por un breve instante, a volver ser ignoradamente humanos
Manuel Gerardo sacrifica la carne
Manuel Gerardo profana la ternura
Manuel Gerardo suda sobre los sueños de otros
Hace que sus músculos sea un punto sagrado en la vista de los presentes
Los que no saben, que están muriendo en plena escena final
Los que en el último acto, se despiden sin público
Más allá del de sus propios ojos que se cierran
Y los de Gerardo
Ojos que al sollozar sonríen
Que no actúan
Que siente cada transición y giro vehemente como el director
De un teatro propio
Encharcado como osario
Y Manuel Gerardo
Como un mortero
Machaca sus pechos con indicaciones y pausas
Y les da su asentimiento en la graduación
Y aplaude su partida como alumnos aventajados

Corte.-                                                                               Job23:58.-


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