Drogadicción inmobiliaria
Joaquín Ortega
Vivir alquilado es como ser un Junkie de la propiedad horizontal. Sabes que te hace daño pero sigues pegado. Tu droga es dormir bajo un techo que no es tuyo. Tu dealer es la casera y mientras más tiempo duras en el mismo sitio, el síndrome del ánima se apodera de ti: todos sabes que estás muerto, menos tú. En pocas palabras, si el arrimado es como el hijo del narco, el alquilado es una mula que le clava, de vez en cuando, la nariz a la carga –y sabe que se meterá en problemas-
No hay nada más terrible que vaciar tus bolsillos en las carteras sin fondo de esos “señores Barriga” de oído en la pared y revista hípica en el bolsillo. Tus caseros están al corriente: si cocinas, si llevas gente o no, si tu mujer te grita, si te la da o te la niega, si la aventura anal fue pretendida o si el Viagra funcionó. Les molestan tus mascotas, así sean virtuales, y aprovechan el menor descuido para hablar de refacciones, puestos de estacionamiento y editoriales de vespertinos
No hay antídoto contra sus males, su presencia es inevitable y la escapatoria inexistente. Se creen súper interesantes, cool y hasta sexys. Son como ese público de programa sabatino que simula saberse la letra de una canción o el compañero de oficina que “guachichuea” cualquier tema del Ipod
Los caseros son oferta y demanda. Suben y bajan precios a su antojo. Restringen electricidad y gas como dictadores estíticos y perdona vidas. Ellos te interceptan y aprovechan tus momentos más flacos: como cuando llegas prendido…o cuando llevas el despecho en la frente -como la suástica del Coronel Landa-, o cuando vienes con la vejiga distendida, por culpa de la cola de cuatro horas en la autopista. Vivir alquilado es como estar en un concierto en Madrid en verano: frente a la marea de olores humanos, se ansían evadir los violines, pidiéndole al cielo encontrar en el suelo alguna caca de perro
Si los caseros son viejos, casi se trata de un mal menor, pero si hay hijos o hijas en edad de merecer, nos muestran el espejo de la realidad adolescente criolla, hoy tan parecida a esa mocedad europea reñida con la ortodoncia, el despertarse temprano o con el entendimiento de las causas de la caída del muro de Berlín
No hay desagravio más allá de los sobrenombres infantiles que asociamos con sus rostros y que nos redimen, de a raticos, montados en el carro. No hay mayor venganza que los depósitos en cheque los días viernes. La revancha suprema, es la que resulta de esa cara de pendejo bien administrada que instalamos, cuando les pagamos algún arreglo extra en monedas de quinientos bolos
Tienes que saber que cuando vives alquilado algo muy feo pasará en las relaciones de pareja. Es una especie de Breaking Bad…como una clase de conversión funesta tipo Laurel y Hardy, pasados por una crisis financiera, de sexo por hambre y de piedra pómez contra un talón rufiado. Vivir alquilado es un viaje al infierno, en un tour de quinceañeras, en el que a todas les viene la regla, a la vez
Consultorio:
Querido Joaquín. Soy una tierna actriz de teatro infantil en planes de extender su repertorio expresivo, a partir de una serie de talleres dictados por una famosa cineasta venezolana; y te cuento, creo que ahora sí estoy conectada con mi paleta de emociones. Fíjate, después del primer taller del arte del desnudo, mi maestra me estimuló para que probara haciendo imitaciones de animalitos disecados, mientras ella me hacía fotos con una cámara de la época de Leni Riefenstahl. Ya hago perfecta la imagen del “jabalí con cepillo Oral B,” la de la “iguana con polio al sol”, la de la “danta sin la María Lionza” y mi preferida que es la de la “gallina en éxtasis pisada por un carro”. El problema es que mi maestra no me deja ver las fotos, y aquí entre nos, a veces creo que hasta no le pone rollo a la cámara. Ella, entre foto y foto, va para el baño, porque dice que tiene cistitis, pero yo creo que es algo peor. ¿Será que revela los rollos y se los vende al mejor postor? Se despide, muy casta, pero pendiente de cobrar entradas para mostrar a mi “Bembina”: Sarah Connor Carrascal Maricori Boudegas Wrangler
R: Muy considerada libertina perfumada a viejo aceite Melody. Tu posición ante el aprendizaje me parece tan loable como la mesura carnal de tu desdentada vieja verde. Tu rutina de desnudos y animales no es para nada novedosa. Ya las más conspicuas hetairas del siglo de las luces, se fajaron con bestiarios fantásticos y de zoológicos de verdad en plan de mamita Kodak. Si la fotografía es una fantasía en pausa, tú deberías jugar con los tiempos mentales de tú público y proponer un “putigrama caleidoscópico”. Retrátate desnuda, pero cambia a tu antojo o al azar, tus extremidades por signos de exclamación, artículos para el hogar, portadas de discos de A.5 y celulares descontinuados. Esta muestra llamará seguramente la atención de algún coleccionista internacional que quiera guardarte en una vitrina-mazmorra, para deleite de sus amigos neomagnates de la descolonización soporífera y de la captura de miradas entre los huecos de los túneles. En pocas palabras, dale a eso mismo pero con una cámara digital
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