Humoradas: Mi perro es su perro

Humoradas

Mi perro es su perro
Joaquin Ortega

“Eso es como todo”, posiblemente sea la frase más utilizada para explicar la suma y la nada, lo concreto y lo inconmensurable. En boca de un señor de barba, toma un aire adusto y filosófico. Salida de los labios de una señora con una canilla rellena en la mano, adquiere el tono de una verdad femenina profunda. Es un arte y una ciencia, es un arcano y una verdad transparente y breve -como las baticas que le pongo a Marjorie de Abreu en mi mente-

“Eso es como todo” es una metáfora de Venezuela, es una pieza mágica que encaja en cada conversación insulsa, en cada discusión acalorada, en cada reflexión alcoholizada o inspirada en la fe. “Eso es como todo” explica la dinámica del flojo que vive en tu casa a los 30 años -la edad del Imperio Contraataca- y que te permite seguir viéndolo como un adolescente, que te vacía la nevera y deja las medias arriba del microondas. “Eso es como todo” explica la cola, el hampa, los celos, los matrimonios, los divorcios, las fallas de la luz, la gordura y la anemia. “Eso es como todo”, quiebra el código de los cachos, las malas notas, el ratón y el cambio climático.

“Eso es como todo”, explica uno de los misterios más oscuros de los que dicen ser dueños de perros: comprarlos, para que los cuide otro; pagar sus vacunas, pero no bajarlos a “release the Kraken”.

Si usted se pregunta ¿por qué la gente puede tener mascotas?, puede armar una serie de razones que si bien no son todas, se acercan. Al final “eso es como todo”, ¿No?

Con la ayuda de una reconocida encuestadora me dediqué a hacer un “Focus group guau guau”, en el cual obtuve las siguientes respuestas:

Encuestador: Mija, mijo ¿para qué tiene usted un perro?

R: Yo tengo un perro “para sacrificar al animalito antes de una guerra termonuclear o que una empujadera criolla me deje sin arepa harina”. Mujer 38 años, gocha y aliento a cigarro

Encuestador: Mija, mijo ¿para qué tiene usted un perro?

R: “Porque conoces gente”. Hombre, 55 años, estéril, homosexual social y narcoléptico.

Encuestador: Mija, mijo ¿para qué tiene usted un perro?

R: “Los perritos se huelen el trasero, se chupan sus partecitas y tu te imaginas que podrás hacer, otro tanto, con su dueño o dueña” Hombre, 27 años. Onanista irreversible y albino.

Encuestador: Mija, mijo ¿para qué tiene usted un perro?

R: “La compañía es constante, no hablan, no refutan, mueven la colita y si la comida está fría o caliente igual se la comen” Mujer 33 años, mitómana, coleccionista de novios con la letra “erre” y perforadora de latas de Glade.

Encuestador: Mija, mijo ¿para qué tiene usted un perro?

R: “Son un ensayo para el día en que se te olvide la píldora o debas darle el apellido a ese menorcito negado que tiene todos tus lunares” Hombre, portugués, brujo y metalero.

Encuestador: Mija, mijo ¿para qué tiene usted un perro?

R: “Si tienes niños, soltarán un rato los juegos de video e interactuarán con un ser vivo. Las neuronas espejo no se les antrofiarán (sic) y podrás verlos vistiendo al perro con las franelas que les regaló la abuela” Mujer, psicóloga, frígida y de porte varonil

Encuestador: Mija, mijo ¿para qué tiene usted un perro?

R: “El crecimiento personal que proporciona una mascota es un valor agregado a la barredera de pelos y a la hediondez que agarra la casa” Hombre, 54 años gerente fracasado, ex torturador en los Balcanes y estudiante de Chef

Como podemos observar, son variadas e inexplicables las respuestas ante la incógnita de tener un perro. Si no tiene uno, cómprelo; si lo tiene, que otro se lo cuide; si se le pierde, olvídelo. Un perro es lo más cercano a un ex novio o un ex jefe: sólo cuando se lo tropiece de nuevo, recordará que alguna vez fue suyo.