Wednesday, January 06, 2010

Diario de un jodedor: Amor Plástico


Amor Plástico
Joaquín Ortega

“Cuando las crisis llegan, las minifaldas suben”. Palabras más, palabras menos reza la frase que explica el comportamiento de la economía, mejor que un libro de Fischer y Dornbusch. La sociedad sabe adaptarse a los tiempos que corren y los servicios inteligentemente se conectan con las variaciones del mercado y del cliente. Así las cosas, el “putismo”, o el arte de bajarse de la mula por cariño, se refina o se vulgariza, ya que siempre habrá público para todo.

La ciencia de la rotación del stock es parte fundamental de cualquier negocio: mucho tiempo viendo la misma carne en la vidriera, hace pensar que no hay cortes nuevos y el cliente puede cambiar la res por el cochino; de vez en cuando, hay que poner una maxitalla al lado de una mini, para que la mente juegue a la variación y se encienda la máquina del ocio.

La idea de que detrás de las vidas de las prostis VIP, hay mucho más que refrigerios a base de sándwiches de mortadela con Pepsicola, también es parte del imaginario colectivo. Por eso, ellas mismas lo alimentan y te dicen: “ay papi es que yo estudio abogacía en la Santa, por eso no trabajo todas las noches”; o te sueltan una como estas: “yo estoy en ingeniería en el turno de los sábados”; o la clásica: “yo estudio a distancia pa´ jardín de niños, porque yo quiero ser maestra de kindelganden”.

Ya sea usted de los que cree que los elefantes vuelan o que su país no es la nueva isla La Tortuga, no se equivoque creyendo que porque es mesonero del puticlub se la van a aflojar de a pana. Eso sólo pasa con el Portu, quien hace el casting o con el cajero proactivo que las vuelve adictas para tenerlas en el batitubo -un rato por exhibicionismo y otro por el gusto de caer en picada sobre un trío rayado de “white engoriléishon”-

Lo que a continuación les narraré aconteció, a dos tiempos, con la misma protagonista y distintos observadores. Una vez, en una arepera Víctor Castejón, Roberto Echeto, Rubén Rodríguez y éste servidor le entrábamos a una cena nocturna. En medio de la papa, una señora bien arreglada, perfumadita y no mayor de 50 años se nos acercó y nos dijo en tono cortés, pero decidido: “¿los caballeros quieren compañía?” Por unos segundos el masticado, nuestros mundos, e incluso el cosmos entero pareció detenerse. Todos reímos cómplicemente. La señora entendió que no iba pa´l baile con “esos pavos” y se acercó a la siguiente mesa, en donde un par de individuos sí aceptaron la oferta y la invitaron a sentarse. Nuestra comida continuó, pero de alguna manera supimos que vivimos un choque de estrellas, una experiencia cósmica ciertamente irrepetible. He de reconocer que tanto el pote de guasacaca, el salero, las servilletas y refrescos parecieron tomar un brillo especial, uno que pocas veces he vuelto a percibir después de ese extraño primer contacto.

No hace mucho, tal vez unos cuatro meses atrás, viajaba en un autobusete –insisto en llamarlo así, porque “buseta” es una degeneración colombiana y como estamos en ejercicios de expansión geopolíticos, yo hago mi pequeña labor de odio nazi al recordárselos- y cuál no sería mi sorpresa al ver subir a la señora –para decirles la verdad, bastante entera e igual de bien presentada- con su inconfundible estilo: mano izquierda sobre cartera y mirada de profesora de orientación. Una vez en la unidad, le dijo a toda la población objetivo –evidentemente masculina a esa hora- su poderoso selling line: “¿los caballeros quieren compañía?” Muchos quedaron congelados como Han Solo, otros sonrieron al punto de la parálisis facial, otros veían hacia los lados, buscando a su concubina, disfrazada de pelotero entre los asientos. Al final, uno respondió:

-“¿Cuánto?”.
-“50 con el condón”
-“Sí va”, se escuchó desde la cocina

El cuento termina con el chofer subiendo el volumen de la unidad, la profesional caminando por el medio del pasillo, hasta el puesto de su cliente y yo bajándome, minutos o años después -nunca lo sabré- frente a un bingo. Con un deja vu inexplicable vi desaparecer a esa caja de luces con ruedas, sumergida en la inocencia de la noche. No sé que fue lo que aprendí, pero cuando tenga un hijo le diré: “sí es del interior, sí vive con unas amigas y sí sólo come pizza, esa jeva es puta”


Consultorio:

Querido Joaquín, soy una excelente administradora y operadora en ambiente Excel, que por cosas de la crisis he tenido que comenzar a acompañar ejecutivos de empresas de publicidad a zonas de destape oficial. Me explico, cada vez que le hacemos una cuña a componentes oficiales de otros países, en un gesto de condescendencia, cada ejecutivo le entrega las llaves del cuarto -con nosotras adentro- para que “conversemos” un rato con sus homólogos. El asunto es que ésta dinámica swinger me ha hecho extrañar un proyecto de arte que tengo todavía entre pecho y espalda –y que diseñé con una prima machito egresada de la Cristóbal Rojas, y quien por cierto, actualmente es presidenta de una empresa básica, a punto de colapso y pérdida total-

Dime tu ¡oh!, excelso indolente con suerte ¿cómo hago para que me den una sala del MACCSI sólo para mi? ¿Cómo hago para que después se roben mis obras como el Matisse y digan que no está “robado” sino “traspapelado”? ¿Cómo hago para convertirme en musa de mi propio arte? Tuya, en las buenas y en las mejores: Yoricsay Zulbella Maldonado Fricassé de Sayegh Antoni

Querida sobreviviente de la botazón del RCTV de 1997. Te recomiendo que primero que todo, inicies una búsqueda de materiales y la registres en video. No importa que te tiemble la mano y que la cosa termine pareciendo la grabación de un matrimonio armenio; lo importante es que tomes la piel de las hallaquitas de las polleras de la ciudad y las utilices como pinceles ecológicos, moteando tu cuerpo con una mezcla de tempera y aceite de sábila.

Una vez hecho esto, no temas en llamar a una serie de amigos críticos de arte, quienes desinteresadamente te humillarán e insistirán en que “tu deconstrucción de los elementos no está a la altura de una propuesta intersubjetiva”. En lo que salgan, dales un beso y olvídalos para siempre, llama a silbidos a tus vecinos solteros y diles que necesitas que te arreglen el fregadero. Una vez en tu casa, dibuja en sus rostros máscaras de mapache e inicia una danza de apareamiento, mientras dejas a la cámara sobre la nevera encargándose de ser el ojo de Horus de tu ritual conectivo. En lo que limpies todo, me llamas que yo te monto ese video en mí nuevo site: www.secretpregnant.com y te haré, si no famosa, sí al menos célebre.


9 comments:

Anonymous said...

GUARIMBERO DICE:

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!

AMOR, AMOR DEL BUENO

Anonymous said...

dude!!!!

Anonymous said...

Dios, no soy digno de leer esta sublime prosa.

Anonymous said...

hay algo peor que empezar el año con hemorroides y un viernes negro? soy yo o es un mal augurio?

by the way, excelente texto amigo Joaquín. A mi una vez una cabaretera me dijo que estudiaba MACROECONOMIA, no pude contener la risa y la burla y ella se molestó.

Joaquín Ortega said...

guarimbero y anonimos

gracias por leerme...

las estudiantes de Macroeconomia son una cosa seria....

no te extragne q se de la UBV

jjajajajaja

Anonymous said...

Camarada, una y mil veces puro conocimiento epistemico

Anonymous said...

A segun dizque Victoria Lanz dizque estudió neurocirugia

Desde La Barra said...

jajajajaja!!!

algo si es cierto, tanto Victoria Lanz como Allison Miller no usan dobles en sus actuaciones

son actrices de verdad!!!

Anonymous said...

a medida que pasa el tiempo se te sube el !!!ACIDO!!!

Grande teacher!!!