Palabras nuevas
que aprender en fiestas decembrinas, cuando el reguetón lo permite
Joaquín Ortega
Desgaritado: dícese del toro que se va contra todo lo que se mueve.
También se usa por retruque en las situaciones donde la persona, cada vez mas
alicorada –entiendase prendida- empieza a subir la voz a decibeles insufribles,
tipo “Direct TV o Demand”
Yemeo: dícese del arte de estar guisando en el sitio que es.
Yemeo o ñemeo, también se aplica a la reunión secreta, previa decisión pública
importante. En navidad el Yemeo o ñemeo se ejemplifica a la hora de compartir
secretamente platillos o bebidas escasas o altamente costosas sin que el resto
de los invitados, puedan papearse esos manjares.
Broncíneo: dícese de la cualidad del brillo que debe tener un pan
de jamon. El tono broncíneo se obtiene con el barnizado, antes de entrar al
horno, del pan con un huevo previamente batido. Broncíneo es el adjetivo que
utilizan algunas viejas zorras para tratar de ocultar, los calores que les
entran cuando ven a un joven papeado, bronceado o de juvenil y masculino
aspecto.
Comodoro: formula de antaño de llamar al raspado, cepillado o
granizado. Si desea aparentar ser muy culto o pertenecer a una familia de gran
alcurnia no dude en pedir “un comodoro a la mexicana –Margarita-, un comodoro a la
venezolana –alimenticio cocuy sour- o un comodoro guarapita –contentivo de
guarapa, sirope de colita y leche condensada
Caimana: entendida como un juego al margen de las reglas o con
reglas muy flexibles, la voz caimana ha trascendido de las canchas de beisbol o
futbol a la gastronomía criolla. Caimana es la bandeja en cuyos restos conviven
al final de la jornada decembrina, a partes desiguales, pernil, ensaladas
varias, panes, pasapalos, quesos y hasta dulces. La caimana se lleva a la
nevera o se arma a un lado de la mesa, para luego ser parte preponderante de la
alimentación de los días 1, 2, 3 y 4 de enero del nuevo año.
Ondinas y
elementales: se refieren a los seres
mágicos, que continuamente aparecen en los deseos de la Nueva Era. Abundan en
libros de metafísica, rituales varios y
embrujos de magia blanca o simpática. Las ondinas son los espiritus elementales
del agua, los gnomos son de la tierra, las sílfides del aire y las salamandras
del fuego. Si ve alguna, seguramente se pasó de tragos o está viendo medio
dormida alguna peli de Guillermo del Toro.
Remoquete: dícese del sobrenombre, AKA, alias o seudónimo de
cualquier persona, amigote o sinvergüenza amigo de la familia que llega a la
casa. Nadie sabe en realidad cómo se llaman, pero cuando aparecen “Chuto sin
container”, “tripa e’ cohete” o “Koala sin cierre” la fiesta nunca será la
misma.
Bregador: típico adjetivo calificativo que utilizan los tíos
viejos para referirse a caballos de carreras buenos, la mayor parte de las
veces, y para convencer a la sobrina más dura de que termine de donársela al
viudo portugués que la corteja.
Manducatoria,
manducar: referido a la hartazón, la
papa, la comida abundante, eso si en forma cercana a la cultura clásica.
Encamisonado: Hombre que seduce vestido de mujer. Es el síndrome Jared
Leto o Steven Tyler. Por lo general, el hombre metrosexual confunde a unos y a
otros, pero termina haciendo lo que la naturaleza y la biológica prevén en los
manuales de reproducción animal. Nunca confíe en un encamisonado que ande de lo
más etéreo por ahí por su casa, pues por lo general es un disfraz para
satisfacer sus más bajos instintos.
Por allá
rodó: salido de la jerga hípica,
dicha expresión se refiere a la entaconada que pela el escalón o al caballero
al que se le van las patas como al pesista sin experiencia.
Silla
coriana: adorno que no sabias que
era tan útil para poner a secar las prendas enchumbadas de sudor y botellas que
explotan espontáneamente.
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