Diario
de un jodedor: El FODA nuestro de cada día
Joaquín
Ortega
Un buen amigo -explorador esotérico para más señas -me
dice que el planeta Tierra es como la universidad Harvard de las almas
reencarnadas. Resulta ser como un laboratorio en donde las tentaciones, la
lucha frente al mal, el descentramiento del ego y la búsqueda de la intuición
definitiva son como las materias clave, para convertirte en un PHD en evolución
de la energía. En pocas palabras, en el mundo espiritual ven como un honor
venir a este globito azul a aprender y a poner en práctica todo el conocimiento
psíquico y mágico que se adquiere, a través de ese pensum personal llamado: “Karma
y Dharma”.
Sí sacamos lo bueno y lo malo de vivir en este hemisferio
– o el país que le haya tocado en gracia, nacer o vegetar- la idea de una gran
universidad espiritual, refresca un poco la estulticia diaria y la maldad
desatada de nuestros congéneres. Sí elegimos ver el lado brillante de las
cosas, el punto bueno de todos los acontecimientos, las enseñanzas ocultas tras
cada golpe fatídico del destino sonreiremos natural y espontáneamente. Sí por
el contrario, uno se enfrasca en ver el vaso medio vacío, la cosa cambia.
Por eso, nada mejor que hacer una matriz de fortalezas,
oportunidades, debilidades y amenazas para dar un paso adelante, ante el
creciente odio existencial y cubrirlo con una sana arrechera, de esas que no
matan, sino que tan solo calientan las orejas -sin el peligro sucedáneo- de una
subida de tensión.
Hagamos un repaso de vivir en un edificio, o como mejor
deberíamos llamar: “nuestro infiernito horizontal personal”.
Veamos, sí
arreglan la bomba del edificio, no viene el agua. Sí viene el agua no funciona
la bomba. Sí tienes puesto para el carro, no tienes real para sacarlo del
taller. Sí lo sacas del taller, alguien se estaciona en tu puesto. Sí acaso pretendes
conciliar el sueño, los vecinos hacen fiesta. Si no hacen fiesta, es el
insomnio el que sale a bailarte reguetón en el cerebro. Si la conserje limpia,
no se consiguen instrumentos de aseo. Sí, la mujer es floja, ahí sí están full
los estantes de cloro y desinfectantes varios. Sí arreglan el ascensor, no se
para en tu piso, y sí se para en tu piso, es para quedarse pegado por toda la
eternidad. Ponerse al día en las deudas del condominio es una maravillosa
acción, pero luego te enteras que cada porcentaje aumentado es culpa del moroso
que vive al lado tuyo –sin empleo conocido, pero vistiéndose a la moda y con
cuanto juguetico electrónico trae del exterior-
Y por supuesto, la vida en comunidad horizontal está
henchida de paradojas: como una maquinaria exacta, propia de la física moderna,
basta que alguien se haga miembro de la junta de condominio -o del consejo
comunal- para que su tren de vida se descarrile. Así, la tragedia del hombre
libre es soportar sobre sí, el estornudo del esclavo de turno, ese ser
indefectiblemente ligado al guiso, el lugar común, la simpleza y la molicie
militante. El tipo más pana de todos, siempre será el más insensato y mal
conviviente, pero resulta que es el más chévere, el que le gusta a todas las
mujeres y el que estupidiza al varón de turno, con su papa de esteroides, su
bolsa o su tabaco brindado, y, claro está, su jerigonza limítrofe con un anecdotario
criminal.
Nadie pondrá jamás en duda que los seres humanos debemos
convivir con otros para perpetuarnos, lo que jamás nos ha explicado ni la ciencia
ni la religión ni la mística –antiguas o contemporáneas- es cómo tanta gente,
sin sentido de lo que es el respeto por el espacio ajeno puede nacer -como
supuesto mamífero de sangre caliente- para convertirse, diariamente en una
convención de Ratatouilles.
Por eso, haga su FODA y siéntase bendecido de no ser
Pistorius
Consultorio:
Querido Joaquín: soy una hermosa economista cuyo deseo de
ejercer la docencia fue truncado por una decisión, que viéndola ahora bien, no
me pesa para nada: ahora vendo carteras por internet. Al vender carteras,
intervenir las texturas, combinar materiales y generar propuestas para la comodidad
de los tantísimos objetos que carga encima la inteligente mujer de hoy, han
salido a la luz varios de mis traumas adolescentes como el frotismo y la tricotilomanía. Esto para nada ha sido malo, más
bien, me ha hecho una mejor diseñadora y una buscadora de perspectivas en la
talabartería estilo “chic margi posmo” del siglo XXI. Bueno, a lo que iba.
Todas las noches, cuando estoy creando en mi taller, me imagino que soy un
nazareno, pero crucificado en un árbol de navidad y con corsé, hecho a bases de
billetes de 50 y 20 bolos. En mis ideas creativas, también me gusta imaginarme
que me atropella un taxi en forma de tetero y que una vez en el suelo, escribo
con mi cuerpo martirizado la frase: “Playball”, en letras rojas sobre fondo
blanco. Bueno, querido sabio del teléfono rojo de Batman. Háblame y ayúdame a
que mi arte se conecte con un sentido postmegalitico y neo contubernio nazi
taylorista. Tuya: Ana Karina Valeria del Valle de Upar Castro y Osito. Alias,
la bemba etrusca.
R: mi muy querida hetaira
sin serlo. Tus dotes para complacer a un variado espectro de edades masculinas
se nota a flor de piel. Tu arte sirve como justificación para que te vean y te adquieran,
no como objeto, sino como Entertainer pubo
coccígea. Viendo con detalle los rituales asociados a tu forma de entrega
simbólica, se nota que a ti no solo nunca te prestaron atención, sino que te
dejaron olvidada en casa de unos amigos como por 14 años, y después fue que te
buscaron, pero solo para la foto familiar. En fin, lo importante no es echarle
la culpa a locura moral de tus padres, sino que debemos usar correctamente tu
necesidad de ser llenada por todo, menos por opiniones. Mi consejo es que
diseñes una estrategia basada en coreografías fetales, mientras escuchas salsa
de camionetica y tu público te obsequia suaves nalgadas, con las manos
ligeramente untadas de maple canadiense. Eres artista, así que come del aplauso
y vive para él.
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