Diario
de un jodedor: las balas frías
Joaquín
Ortega
“Para repetir, lo único que hace falta es escuchar”.
Resulta válida esa frase tanto para el chismoso, como para el bobo, como para
el vivo, como para el que estudió… o para el que no hizo la tarea. Puesto de este modo, no hay nada más fácil
que pasar por algo si se finge el tiempo correcto. Que nunca sea mucho, que
jamás sea poco. El tiempo correcto del embustero viene a ser el aparato
principal de su arte.
Ya sea que se enfrente a un experto en redes
neuronales, en laparoscopia, en cine de Finlandia o en matanza de hormigas, el
tiempo de la muela es lo que distingue a esas estrellas del corto aliento, a
esos tiernos amigos del “ahora me ves, ahora no me ves” diario. Y es en el arte
culinario donde los encuentras todo el tiempo: la madre tiene una receta
buenísima y súper fácil que nunca le enseñará a la nuera, a menos que el
próximo juego de morochos se parezca a los tatarabuelos por parte materna. La
tía le ofrece al marido una deliciosa cena única y con todos los hierros. Eso
sí, cuando tumben la pared y acondicionen tres dormitorios nuevos, para los
hijos que volverán del exilio en el 2029. El primo gay te ofrece el punto clave
de las galletas “igualitas a las de Subway”, pero aunque la hagas en tu casa
–incluidos el horno industrial y en la fase optima lunar- la pedazo de golosina
esa, ni se parecerá a la de la foto.
Nadie tiene mayor carga de embuste en el mundo de
las hartazones criollas, que las fulanas balas frías. Las balas frías siempre
son un tentempié, pero cuando te das cuenta son almuerzo, cena y casi que
desayuno de navidad. Se venden como un amortiguador del hambre y no te dan sino
principio de acidez. No te engañan el estomago ni el cerebro ni tapan ni una
muela. Son peor que una sopa: esa engañifa culinaria, que en lugares muy finos
se la conoce – y trata con desdén- como: “la que no hace mojón”.
Las balas frías, para que cumplan su cometido de
simuladores de la buena mesa, deben venir acompañadas de abundantes líquidos,
horribles camas de lechugas u otros vegetales solo para conejos, Misses o ex gordos operados. Las balas
frías tienen pancitos que se deshacen como eucaristías en la boca, vienen
untadas de películas de proteínas, las coronan muestras medicas de cárnicos, y
seguramente, terminarán siendo más caras en la cuenta, que tu ultima visita a
la Disneylandia francesa –con Euro
libre y un muchacho ajeno arrimado- Las
balas frías, mis queridos amigos no son comida, son un augurio de que al salir de
donde estás, entromparás comida callejera contra la voluntad -o tal vez con
ella- de la persona que actualmente te está sonriendo a un lado.
CONSULTORIO
P: Querido Joaquín, soy una joven exegeta de la
historia artística venezolana, especialmente enfocada en las propuestas lúdicas
exhibidas por la imaginería post 1838. Mi enfoque performativo trata de plegar
los contornos de mis boobies –cuando
estoy de cabeza haciendo pole dance-
con una serie de luces infrarrojas y de cocteleras, tras el fondo de los oleos
de Juan Lovera, dándole así a la audiencia el chance de vivir, como una
comiquita, la firma del acta del 5 de julio de 1811, pero con mis pezones
siendo la punta de la pluma, que utilizan los próceres al estampar su rúbrica.
He estado tentada de agregar una intervención con voces de ultratumba y ponys
sin cabeza cabalgando, de manera que cuando llegue a un orgasmo no fingido, y
producto de un ligero roce continuo con un caballete fluorescente -construido a
base de remanentes de dildos- los asistentes disfruten de un gran final épico y
de corte neofolklorista. Mi problema, en realidad, el único, es que muchos
asistentes no quieren un baile privado al final del show. ¿Qué opinas Oh tú,
inflexible Vulcano de la casa de los elefantes voladores? Tuya: Taormina Regoxal
Fuentes de La Liebre y Conde Estrada. Alias, la bollo loco.
Q: Apreciada y distinguida bailarina del club de los
tigritos –versión muñecas de la mafia- Tu actividad contextualizada en la
historia y el arte patrio ejemplifican un talento natural para el arte del
desnudo con happy ending. Esta puesta
en escena es histórica, pero por algunos de tus comentarios, tal vez tu psique
no sea tan joven como parece. El trabajo inmediato es revisar algunos planos de
tu inconsciente, para saber sí mas bien debemos ayudarte a descollar en el
baile con tubo, o sencillamente hay que vestirte de Napoleón-Napoleona, de
manera de que tu show se internacionalice y sea parte de una muestra de arte
vanguardista en el salón principal de una “mansión fecupe” en Los Ranchos de
Chana. Mándame un video con tu arte, que luego fijamos una cita para ayudarte
con los ejercicios de elongamiento. Kuss
Kuss, Ciao Ciao.
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