Humor urbano caraqueño
Joaquín
Ortega
El
humor se ha convertido en un referente obligado para la comprensión de la
realidad. Ya sea en su formato escrito, audiovisual o gráfico permite al
observador atento, distinguir las disímiles aristas de la cotidianidad. Hoy
parece significativo comprender su arquitectura, hacer un recuento de temas, de
sus contenidos y performance; hacer
un ejercicio desapasionado del subtexto emocional, social y político que le
anima.
Más
allá de las distintas teorías que apuntan a interpretar el por qué de la risa,
pienso que el humor nos recrea a través de la imaginación y del lenguaje. Todo
lo que nos hace reír ha pasado como una escena –en movimiento o no- dentro de
nuestras cabezas. Igualmente, el efecto que produce el lenguaje, leído en voz
alta mental, prueba nuestra capacidad de empatía y viene a ser una resultante,
un efecto auditivo que combina memoria e imaginación. En pocas palabras, nos
reímos primero del video y del audio que producimos en nuestra pantalla
cerebral, que de las palabras habladas o leídas desde la frontera exterior que
recitan los contenidos.
En
Venezuela, el humor se encuentra en abundancia, se mueve entre referencias al
doble sentido –sexual, infradiafragmático, escatológico, sicalíptico- la
política y la opinión, el día a día de las personas comunes y la llamada
actualidad de la farándula nacional e internacional. El humor puede romper el
hielo, puede generar empatías, producir antipatías, encumbrar personas o
bajarlas de un pedestal. De allí, su flexibilidad, su posibilidad de ser un
instrumento, que en manos equivocadas, puede generar tanto un efecto positivo
catártico, como uno negativo, más cercano a la calumnia, que a la convivencia
humana.
En
clave criolla, el humor ha estado en contra de todos los poderes de turno. Así,
las caricaturas, manchetas, versos, glosas y demás divertimentos publicados en
semanarios, revistas, folletines y pasquines apuntaron al líder y su cofradía,
a señalar sus errores, sus excesos, su propio egotismo desbordado.
G.K.
Chesterton decía que “una sátira era una verdad puesta de cabeza”, Frase útil y
pertinente; para los venezolanos las parodias no nos son ajenas: semanarios
o números temáticos humorísticos como El Sádico Ilustrado o El Camaleón –El Nacional-, programas de
TV como Radio Rochela –RCTV-, La Chistera, El Show de Joselo –Venevisión-, El
Programa sin nombre –VTV-, Telecómico, La Noticia Bomba –Televén- exploraron
esas formas de interpretar a la realidad, nombrando de soslayo a personajes
reales e inventando situaciones que se parecían demasiado al contexto nacional.
En
los años 90 se da un evento particular. La radioemisora 92.9 FM apuesta por un
formato juvenil en donde los contenidos eran per se humorísticos y los locutores eran, a su vez, personajes que
exponencialmente llevaban su personalidad al límite del surrealismo. En esa
misma década, en el mundo editorial el semanario Urbe acompañaba ese espíritu
de la juventud caraqueña de entonces, generando una infinidad de portadas y
contenidos autorreferentes que iban desde fantasías sexuales y crónicas underground, hasta leyendas urbanas y
cultura stoner. En
clave más mainstream, las rabiosos
comentarios machistas o antipop de Feriado, encartado en El Nacional o las
crónicas cáusticas de Exceso hicieron también lo suyo en el imaginario
colectivo.
Volviendo
a la radio, programas como Rockadencia, El Monstruo de la Mañana, El Show de la Gente Bella,
Macho y no Mucho, El Último Round, fundarían las bases de un humor
políticamente incorrecto -es decir, irreverente- urbano, transgresor, surreal y
combativo a la vez.
Sin
duda, mucho del llamado Star System
criollo se alimentó de esa constelación de jóvenes talentos radiales. Incluso,
las demás emisoras de la ciudad y del país, apuntaron al calco del estilo
musical y de contenidos insolente que
productores, escritores y locutores de 92.9FM harían su marca de
fábrica. Si queremos entender la evolución y desarrollo de otras emisoras
enmarcadas en circuitos nacionales –léase La Mega Estación, Hot 94 FM, Planeta
– o en epígonos juveniles y de opinión punzante de corte ideológico o no
-vinculados a circuitos pro gobierno o a la propia VTV- 92.9FM merecería todo
un capítulo aparte como inspiración y como modelo.
Desde
el año 2005 el humor ha pasado –otros dirán “escapado”- a plataformas no
restringidas por la llamada Ley RESORTE, la cual supervisa y coarta contenidos
generando un estado de indefensión y autocensura para creativos, medios y
anunciantes. Así que las páginas web,
los blogs, las redes sociales Twitter, Tumblr, Pinterest y Facebook
parecen ser las actuales tribunas o escenarios en donde se debate, se ironiza,
se ríe y se desandan los vericuetos del ambiente social y político nacional.
El
caso del lenguaje ha sido un tema de especial atención en el momento
comunicacional contemporáneo. El tema es viejo, en el periodismo y la
literatura el uso de la jerga vigente callejera o juvenil reviste a las
oraciones de una vacuna, de una suerte de baño de verosimilitud que conecta a
las audiencias con el medio y, claro está, con los productos que hacen posible
el sostenimiento de las radios, imprentas, periódicos o televisoras como
proyectos sustentables en el tiempo.
De
cierta manera, el proyecto “@correoguaire” se enmarca en una tradición
humorística venezolana cuya clave contemporánea imbrica y conecta al lenguaje
con la realidad social, generando una crítica del estado de cosas en la Polis, haciendo un llamado de alerta a
las autoridades y sociedad civil, sin dejar de lado, su propósito eminentemente
lúdico y liberador de tensiones.
En
cada tweet, es decir en cada mensaje
digital de este microblogging, se
produce una complicidad entre personaje y lector. Así, en el sentido del
filósofo analítico John Searle, las oraciones del “emisor correo del Guaire” se
convierten en “secuencias auditivas”. Por ello, resuenan en la cabeza del
lector que hace sintonía, mucho antes, que en la de algún otro descifrador sin
interés por construir -o deconstruir-
una voz acorde, con la gramática y la ortografía del personaje emisor.
Si
bien la cuenta @correoguaire no tiene pretensiones de convertir la notoriedad
en liquidez monetaria, los experimentos publicitarios no han estado al margen.
Algunos productos han sido promocionados abiertamente como “publisidat”,
obteniendo, a cambio los creadores de la cuenta, alguna cantidad de dinero
digna de un almuerzo estándar. Por otro lado, ha sido a veces, tan de soslayo
el seguimiento al éxito de los contenidos humorísticos de la cuenta, que en
varias oportunidades distintos seguidores nos han hecho notar la “apropiación
artística” -por no llamar “plagio” o
“robo” a lo que es, eso mismo, robo- de algunos tweets originales, por parte de ciertas voces nacientes del
movimiento nocturno y teatral del stand
up comedy o de páginas temáticas de humor de irregular eficiencia creativa.
El
lenguaje callejero diario venezolano poco ha cambiado, más bien parece
adaptarse a ciertos giros de la propia vida del entorno psicosocial del
emisor –disonancias cognitivas,
ausencia de escolaridad formal, barbarismo digital, hendiduras en la
modulación, dificultades en la lecto escritura-
Lo que ayer llamábamos “malandro” ahora es “Tukky”, lo que ayer se
entendía –vía México- como “niña fresa” se ha instalado en el habla nacional
como “sifrina”. Lo que antier nos hacía reír como “woperó”, hoy nos genera
gracia en otro derivado, arquetípico conocido como “Emo”.
Paradójicamente,
en términos de expresión cotidiana el lenguaje antiguo sigue vigente en
espacios rurales, muchas veces pasa directamente a los barrios y cerros sin
intermediación escolar ninguna, sonándonos a muchos citadinos como
misteriosamente vetustos. Agreguémosle a eso, la falta de algunas o todas las
piezas dentales de muchos de los interlocutores, y obtendremos una secreta y característica modulación en sí
misma.
No
hay duda que tanto el lenguaje escrito, como el hablado seguirán siendo terreno
para el debate y el análisis extra o intra académico. De más está decir, que el
humor es una forma de expresión cercana al Tao, que de manera ligera y profunda
a la vez, nos hace abrir los ojos ante la existencia cavilada o al mero paso
por el mundo.
2 comments:
No hay que olvidar el fenómeno de los MEMES de Internet que suelen ser parodias sarcásticas de una realidad medio dudosa que se crea con medias verdades y la cultura del cinismo muy propia de la web. Además de los youtubers que en su inmensa mayoría utilizan el humor como plataforma para hacerse famosos. En esta época ser políticamente correcto no da risa... lamentablemente el fenómeno del plagio no ha abandonado al oficio de hacer reír... sino pregúntenle al chigüire.
Ciertamente mi pana. Diste en el clavo.Abrazo Don Miguel Marrero :)
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