Diario
de un jodedor
Tibiera
teológica
Joaquín Ortega
En
la mayoría de los países tú tienes que buscar lo feo. En estas tierras, lo feo
te encuentra a ti: las cloacas te saltan a la vista, los choques humanos te
salpican los ojos, los animales de granja cada vez se hacen más domésticos. Así,
que bajo esa misma lógica de Attention Whore, hay que buscar tropezarse con los lectores,
en donde menos se lo esperen.
Por
eso hoy, pongámonos teológico- filosóficos y empecemos buscando peo: yo tengo
en estos días una cólera grande, una tibiera plebeya, un asunto con el diseño y
la búsqueda de la perfección aplicada. De hecho, creo que debo llamarla: “mi
arrechera con Dios”.
Antes
de que brinquen invertidos y catecúmenos a decirme blasfemo, les recuerdo que
si el perdón es total, manifestarme como un boca sucia o un malagradecido, debe
ser algo, así como el antepenúltimo pecado importante a evaluar, en la mesa del
padre de los tiempos. Yo no soy un genocida, ni un choro ni un sociópata, y
creo que muchos de los onanistas de iglesia tampoco lo son. Así, que no os
airéis, escuchad, stay cool que
calladitos se ven más bonitos.
Arranquemos
por ciertos animales: ¿por qué tienen que existir esa mezcla de vampiros con
zamuros que son los zancudos? ¿Por qué carajo los koalas han sobrevivido tanto
tiempo, si son unos animales consentidos que sólo comen eucalipto? –¿Por
cierto, a qué sabrá una hamburguesa de koala…a jabón de baño?- ¿Por cuál razón
habitan el mismo mundo las chihuahuas, que tienen que parir por cesárea, y las
madres aborígenes, que conciben sin dejar de tejer un día chinchorros o
masticar el cuero para finos mocasines? ¿Valen lo mismo a los ojos del creador…
es un tema de evolución natural mal aplicada… es un mal chiste de Loki, vestido
con pajarita haciendo un stand up
vikingo en el Mouline Rouge del Valhalla?
El
tema de las instalaciones es fundamental. Supuestamente, por dentro está lo más
feo y por fuera, va una carrocería, más o menos decente, dependiendo de las
personas. Pero, vayamos directo a las cloacas humanas. Pensemos un segundo en
el plano del culo. ¿No les parece que es, como un proyecto escasamente
autosostenible? ¿No parece una maqueta de un mal constructor? ¿No es una
alcantarilla con malas rejas?
Fíjense, en el reino animal el detrito se
despereza como un churro y colabora con el ciclo vital de abono y reciclaje,
pero resulta que los humanos –en especial, las hembras y la gran comunidad de
dialógica anal- necesitan horas de precisa limpieza, si no quieren andar por
allí, como un inglés, pre viaje a Saipán hediondo a primate de árbol.
¿Será
cosa de la alimentación? Desde niño me preguntaba alzando las manos al cielo:
¿Por qué Dios? ¿Por qué tenemos que limpiarnos? ¿Por qué había que gritar a los
4 años un audible: “¡ya mamá!, para que vinieran a socorrernos? ¿Por qué las
toallitas faciales, mal llamadas desmaquillantes –y que todos sabemos que son
para el culo- huelen tan rico, son tan suavecitas y provoca a quedarse a vivir
con ellas para siempre? ¿Por qué aparecen y desaparecen de los anaqueles las
marcas más humeditas y de envase más bonito?
Como
nunca habrá respuesta, a menos que crucemos el páramo, ahí les dejo esa
ansiedad, que por lo general se me agrava cuando inicio dietas a base de fibra
y otras comidillas sanas.
Consultorio:
Querido
Joaquín. Soy una joven estudiante por intercambio que viene de la mal llamada
Berlín Oriental. A pesar de la reunificación de mi patria, últimamente he sentido
la necesidad de ser el centro de atención de discusiones geopolíticas con
énfasis en la literatura de extracción obrera. Por ello, he venido a Venezuela y he invitado a jóvenes
de diversas edades, a que me intervengan como una biblioteca humana. Te
explico: en cuclillas y desnuda, mis espectadores me colocan libros abiertos
sobre brazos y piernas, hasta que abrumada por el peso, decido tumbarme de
espaldas y permitirles que pasen las páginas del libro de su preferencia,
siendo humedecidos directamente de mis labios.
Mi problema, es que cada desmayo
me gana nuevos observadores, pero por aquello de la generación internet, he
visto que los que acuden van siendo treintones largos. Oh tu, excelso Prometeo
del perro caliente con salsa de maíz. Dime ¿mi performance llegará a algún
lado, o solo me estoy proyectando como una lectura meta performativa de un
hipertexto no citado? ¿Podré despertar interés en las nuevas generaciones?
Tuya: Francy Nataly Fabi Lamateyo Burusas Maldonado. AKA “la Tosty Braun”
R:
Querida exégeta del post body paint.
Percibo en tu voz escrita, una cierta impaciencia para recibir resultados
inmediatos. Sabes muy bien que el mundo mental del lector promedio está
mezclado con las imágenes de sus recurrencias y sus fracasos. Para decirlo en
palabras que seguro ya te han dicho en nuestras tierras: “esos carajos no saben
ná”. Lo importante es que los motives a tener la atención sobre ti, ya que al
generarles la posibilidad de descubrir nuevos mundos, a partir de tu arte, su
inconsciente recibirá –vía comunicación genital- todo aquello que deseas
impartirle. Mi consejo, es que le agregues a tu performance muchos
contraceptivos y que decidas poner en el flyer,
sí eres una sacerdotisa sexual o una astuta iniciadora a la lectoescritura.
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