Wednesday, February 02, 2011

Diario de un jodedor: mito nuestro


Diario de un Jodedor

Mito nuestro

Joaquín Ortega

Los mitos urbanos son una cosa seria: son como una muela con flúor de propaganda de TV: existen, pero no. Más bien, son como unos secuestradores profesionales: duros, encapuchados, de pocas palabras y generadores de miedo dosificado. Si en los cuentos de camino aparecen fuegos fatuos en el monte -o se te suben novias muertas al carro, que nunca podrás ver por el retrovisor- en estas nuevas fábulas de Esopo, es la ciudad el centro de operaciones de cuanto malviviente súper avispado ha nacido en el mundo, y que de paso te escanea hasta los cesta tickets que no te han entregado.

Saquemos la cuenta: raptos de gente en camionetas Van, que ya casi no quedan en Caracas; extirpación de riñones de una población borracha y mal alimentada; extracción de córneas de niños fresa, que sólo de ver un aire acondicionado por TV les da asma; robo descarado de óvulos mientras te hacen un Papanicolau. Elija usted el target y la locura y mézclelo al gusto.

Los mitos en Venezuela son cada vez más reales: la burundanga existe y se la echan a la gente, hay equipos de alta delincuencia que revisan perfiles de Facebook y siguen a MILFS adictas a cafeterías, gimnasios, depiladores y otros circuitos de infidelidad. Recuerde, que así como evoluciona el bien, el mal crece como las protuberancias de los hombres elefante de semáforo. Cero paranoias, pero tampoco sea tan ingenuo, para creer que un pop up de un restaurant de sushi, le hackeó la clave del banco.

En esa onda de supuesta ruptura de mitos están una parejita Made in Heaven tipo Bob Esponja y Patricio. Está compuesta por un domesticado Adam Savage y Jamie “bigote de cruisisng” Hyneman, de Myth Busters. Una vez tras otra, estos tunantes de la pirotecnia -y las trayectorias curvas en diagrama- insisten en desmontar premolares seudocientíficos valiéndose del ensayo y el error, entre una que otra mirada de soslayo al paquete del amigo. Su programa mantiene claves recurrentes de los reality shows: ocurre en un supuesto tiempo real, todas las pruebas son verificables por el espectador, la cámara nunca deja de grabar lo que ocurre, entre otras. El punto más débil es que todavía no han hecho el primer programa con una verificación externa. Sus únicas pruebas son medidas y tasadas por ellos mismos, nunca por un observador calificado propuesto por sus fans. Esas pruebas son perfectas para dictaduras de fantasía: ¡sería como pedirle a Chris Angel que cuente sus propios votos con ayuda de Indra o Smartmatic!

En fin, el programa no está mal, como tampoco lo está Bullshit con Penn y Teller, en este caso, también se trata de otra pareja experta en desmontar lugares comunes, quienes además de ser magos de sospechoso compañerismo “behind” cameras –remember aruñazos a lo Siegfried y Roy- han tratado de ocultar un oscuro pasado laboral, en una famosa agencia norteamericana, cuyas siglas son tres letras –Esto no es verdad, pero ¿quedó Cool no?-

Al final del día, los viejos miedos se disfrazan de nuevos mitos y si antes le teníamos aprensión a la sayona -típico invento de vieja para que el marido borracho no saliera a parrandear- ahora el turno es para los chupadores de cerebros, aspiradores de hígados, profanadores de T de cobre y cuanta cosa loca, roñosa y percudida circule, dentro o fuera del Metro.

Consultorio

Querido Joaquín soy una joven redactora de esquelas mortuorias, en un periódico ex posmoderno de circulación nacional, y te cuento que a partir de la prematura muerte de un señor de 95 años, he llegado a despreciar un poco el agua, mi cuerpo y la existencia al aire libre. Desde hace más o menos dos semanas, duermo envuelta en una mortaja color rosa vieja, y saqué el colchón para sosegarme sexualmente en el cajón de la cama. Para sentirme más fúnebre, me arropo con edredones de Tim Burton y me pongo las medias que me regalaron en la premier de Batman Returns. Cuando no me quedo dormida, yo misma me aplico los santos óleos con una crema Valmy viejísima que conseguí en un supermercado de Chacao. Cuando consigo velas negras me rezo las mortajas invocando al espíritu de la mandrágora, y aguanto la respiración hasta quedarme dormida, con la vana ilusión de despertarme fiambre y rebotando en una cancha del más allá. ¡Oh tu impoluto Harvester Of Sorrow de Cadivi, y virtuoso sucesor del palaciego Crowley capitalino! Dame letra, porque estoy “chocá”. Tuya: Arbonsina Eslorni Maiferleidi Bambagüe Esparza.

R: Querida habitante de un súper bloque lunar. Tu historia intensa, emo y con carita triste del Mundo de Jack huele a naftalina y a anís. Es tan dulce y “foto de morgue” a la vez, que parece salida de la mente de un pintor ingenuo de la zona colonial de Petare. Yo, te recomendaría que siguieras uno de los tres caminos zen. En este caso, vaya el primero: “sube a la cola del tigre y danza de espaldas al cielo que no te observa”. Esto quiere decir, que empieces a darle uso a ese BlackBerry. Sácate una sesión no profesional de fotos y empieza a rebotarlas por Twitter en las tardes y a los mediodías. Las del mediodía que sean desnuda de la cintura para abajo y las de la tarde desnudas de la cintura para arriba. Trata de que en uno de los ángulos siempre se vea una muñeca sin cabeza. Esa será tu marca de artista plástica. Si crees que tu vida va a ser aburrida después de esto, muy por el contrario descubrirás que has sido gótica como un 15%, y ahora es que vas a ver el horror de los Lovecraftianos del mundo. Eso sí, bien aseadita que lo te viene es alimentación emocional hasta vía intravenosa.

3 comments:

Anonymous said...

Man..y entonces???? Una buena pa cuando????

Antonio said...

¡Jajajajajajajaja! Verga tan buena, jajajaja!

Anonymous said...

Excelente, Joaquin!!!